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Jueves, 23 de abril de 2015

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Siempre desdeñé el pretexto que sostiene que "la gente no sabe votar" o enojarse cuando el resultado de las elecciones no concuerda con mi voto. No me gustan los descalificadores del electorado, estén en la vereda de enfrente o en la mía.

Cuando pasa lo que pasó anoche suelo analizar con un estilo que es muy mío, con mucha autocrítica y una mirada dura para el sector donde suelo abrevar ideas. Esto no es nuevo y hace ya bastante tiempo que mis críticas vienen expresándose.

Rasgarse las vestiduras porque haya ganado Miguel del Sel no va a resolver nuestros problemas, denostarlo por ser misógino, payasesco y por demostrar que no tiene idea de lo que es tener un plan de gobierno no me parece que sea conducente. Lo grave del triunfo de esta No Política (muy de los 90 con Palito Ortega, Reutemann, etc.) es que esa expresión triunfa porque los Sí Políticos fracasan en su comunión con el electorado.

El socialismo que no dio respuestas a la gritada necesidad de la gente sobre seguridad y narcotráfico, se vio manchada por la connivencia de la policía y funcionarios con los capos narcos, no pudieron demostrar la más mínima transparencia ni disminuir la cantidad de muertos diarios por la violencia desatada por las drogas. La excusa de que el narcotráfico es un problema federal no es suficiente, lo saben. Tognolli, Vienna, Escajadillo, dan muestra de que si el poder político se roza con la narcocriminalidad y se sientan juntos a la mesa no hay solución posible.

En tanto el justicialismo, hace ya una década que se encarga con mucho esmero de entregar la provincia que otrora fuera peronista y van dando vergüenza elección tras elección. En el tema narco no puede mirar para otro lado y en lo ideológico representa el mismísimo cambalache denunciado por Discépolo. Líderes personalistas, ególatras sin la más mínima aceptación popular, que dicen ser nacionales y populares pero no consiguen cercanías con la población. .

En tanto los partidos que presentan alternativas atendibles no logran convencer lo suficiente, se atomizan y quedan en eso... buenas intenciones electorales.

Todo esto es un caldo riquísimo para la derecha impulsora de la No Política, del descompromiso. Pero la culpa de esto no es del electorado ni del payaso que decidió candidatearse, la culpa es de los que hicieron de la política un circo en donde ese payaso hace su juego mejor y el que se adueña del circo se ríe tras bambalinas.

Germán Aguirre

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