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Sábado, 25 de marzo de 2006

SOCIEDAD › CHICOS DE BARRIOS PERIFERICOS SE CAPACITAN EN EDUCACION VIAL

Educar para la convivencia urbana

Los niños son uno de los sectores más vulnerables en cuanto al
riesgo de sufrir accidentes de tránsito. Un programa municipal
les enseña seguridad vial para prevenir situaciones de riesgo.

Una experiencia inédita por parte de la Municipalidad posibilita que miles de chicos de barrios periféricos, en situación de calle o no, se capaciten en seguridad vial para que puedan defenderse de los peligros del tránsito y proteger su vida. "Educación para la convivencia urbana" es el nombre del programa que el año pasado implementó la Dirección de Tránsito, en conjunto con ONGs, en barrios y zonas periféricas, y que ya capacitó a más de 500 chicos de la ciudad.

En Rosario, con un crecimiento poblacional significativo y un parque automotor en expansión, los niños son uno de los sectores más vulnerables en cuanto al riesgo de sufrir accidentes de tránsito. Esta situación se acentúa entre la población infantil de zonas periféricas, donde miles de chicos tienen que salir con sus padres o solos a juntar cartones, pedir o vender algún artículo y pasar gran parte del día en la calle. "La idea es transmitir las nociones principales de seguridad vial para que estos chicos confronten la realidad de su transitar en la vía pública con la integración social y el cuidado respetuoso del bien más preciado: la vida", cuenta Héctor Vásquez, creador del programa, y quien desarrolla tareas en la Dirección de Tránsito como educador vial.

Esta repartición cuenta con otras iniciativas de larga data relacionadas con la educación vial infantil que se ponen en marcha cada año con el inicio del ciclo escolar, como el programa Cuidapapis, el Parque Infantil de Educación Vial y los talleres en Polimodal, pero los responsables del Programa vieron la necesidad de llegar a estos chicos con una estrategia educativa innovadora, ya que el contexto, costumbres y forma de acceder al espacio público son radicalmente diferentes.

Ya sea que estén integrados o no al circuito educativo formal, esta iniciativa permite integrar a los más desprotegidos a la vida de la ciudad de una forma segura y responsable. El programa llega también hasta aquellos que no están escolarizados operando en todos los espacios comunitarios con los cuales los chicos se relacionan, como comedores escolares, vecinales y Centros Crecer.

En el desorden del aula se trabaja, se pinta, se recorta, se aprende pero sobre todo se juega y se interactúa con los demás. Las vivencias en tercera persona sirven para manifestar las propias experiencias, y las anécdotas de la calle se mezclan con problemáticas familiares. La clase de educación vial los divierte, los asombra y los incentiva. Confeccionan afiches con los distintos elementos de seguridad de un vehículo o grafican cómo debe comportarse un ciclista. Se ríen de sus costumbres, de su entorno y de ellos mismos.

Durante el año 2005 el Programa se realizó en seis escuelas de la ciudad, que alcanzó a más de 500 alumnos: Silvestre Begnis, de Barrio Acindar; Juana Blanco, del Distrito Centro, donde participaron chicos de barrio La Siberia y barrio La Sexta; Luis Chorroarín, de Barrio Belgrano; Centro Comunitario Los Granaderos, en la que se trabajó en forma conjunta con la ONG que lleva el mismo nombre y escuela Itatí de Corrientes, ambas de barrio La Cerámica y 20 de Junio, de Nuevo Alberdi Oeste. El objetivo es abordar contenidos de educación vial, protección civil, primeros auxilios y cuidado ambiental en espacios educativos formales y no formales.

Los temas que se dan en las clases adquieren una especificidad tan propia como la realidad de los alumnos que asisten. De por sí, ellos no identifican las situaciones de riesgo y su audacia los arrastra hasta los límites del peligro: juegan en la calle, cruzan sin mirar, saltan entre los autos, piden monedas sentados en el cordón de la vereda, viajan varios en una bicicleta que obviamente carece de cualquier elemento de seguridad y muchos manejan carros tirados a caballo, sin respetar siquiera el semáforo en rojo. El ciclista como condición social y la conducta del peatón son casi los ejes protagónicos en las clases. Aunque también se analizan los medios de transporte informales como los carros tirados a mano y los de tracción a sangre.

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El carro es uno de los medios de transporte informales. El programa llega hasta aquellos que no están escolarizados.
 
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