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Jueves, 21 de abril de 2011

PSICOLOGíA › PARAíSOS DE SALVACIóN PARA HAMBRIENTOS DE FE

El maravilloso mundo de la genética

 Por Luis Hornstein*

En la última década los avances en la ciencia de los genes han sido apabullantes. Hay un gen para cada aspecto de nuestras vidas, para la salud y la enfermedad, para la criminalidad, la violencia, la orientación sexual “anormal” y hasta el “consumismo compulsivo”. Y donde hay genes, la ingeniería genética y farmacológica ofrecen paraísos de salvación a sujetos hambrientos de fe.

Se propugna una relación causal directa entre el gen y la conducta. Un hombre es homosexual porque tiene un “cerebro gay”, que a su vez es producto de “genes gay”; alguien está deprimido porque tiene los genes “de” la depresión. Hay violencia en las calles porque la gente tiene genes “violentos” o “criminales”; la gente se emborracha porque tiene los genes “del” alcoholismo.

Para el reduccionismo biologicista, la violencia en la sociedad moderna no tendría que ver con la sordidez del racismo, el desempleo, la brecha entre riqueza y pobreza extremas. ¿Para qué poner sobre el tapete las injusticias sociales o las formas enfermantes de convivencia? Desmienten así los problemas subjetivos o sociales al pensar solo en causalidades biológicas.

¡Qué alivio sería encontrar un gen de la felicidad, como lo sería dar con un gen del crimen, del fanatismo, de la homosexualidad! La vida dejaría de ser una historia caótica que escribimos según las circunstancias y tendría la rectitud de un programa: ya no estaría inscrita, como antaño, en el gran libro divino, sino en la arborescencia del ADN.

Sin embargo, el gran misterio del bienestar psíquico no se reduce a la bioquímica. La vida tiene la estructura de una promesa, no de un programa. En cierto modo, nacer es ser prometido a un futuro que palpita frente a nosotros. Mientras el porvenir muestre el rostro de lo imprevisible y de lo desconocido, esta promesa tendrá un precio. Es propio de la libertad llevar la existencia a un lugar distinto al esperado, desbaratar los códigos biológicos y sociológicos. La excitación y la incertidumbre de lo que nos espera, son superiores a la regularidad de un placer grabado en nuestras células.

*Luis Hornstein: Premio Konex de Platino en psicoanálisis década 1996-2006. Sus últimos libros son: Narcisismo y Las depresiones (ambos de Paidós) y este texto es un adelanto de un libro de próxima aparición Autoestima e identidad: narcisismo y valores sociales (FCE, 2011).

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