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Jueves, 17 de noviembre de 2005

PSICOLOGíA › JORNADA DE ERINDA SOBRE LA CLINICA CON LOS NIÑOS

La infancia no es lo que era

En esta sexta jornada anual se reflexionará sobre apuestas al lazo, el síntoma y la transferencia. Analizados alrededor de niños que hoy están incorporados al mercado de consumo.

 Por María del Carmen Arias*

El concepto de infancia ha ido variando de acuerdo a las representaciones que los adultos se han hecho del niño y de las relaciones padre﷓madre﷓hijo a lo largo de la historia. La infancia no siempre se ha parecido a la actual ni los sentimientos hacia los niños han sido siempre los mismos. El protagonismo del niño ha ido en aumento y en la sociedad capitalista él también ocupa el lugar de consumidor. Se le ofrecen objetos de manera incesante, exigiéndole que los valore más, cuanto más dinero cuestan, entrando a formar parte del mercado.

El sociólogo americano Neil Postman anuncia la desaparición de la infancia como consecuencia de los avances de la técnica que transforma el mundo gráfico de la alfabetización en un mundo de imágenes donde todo es visto por todos, desdibujándose la línea divisoria entre infancia y madurez. El filósofo italiano Giovanni Sartori postula el pasaje del homo sapiens al homo videns debido al imperio de la imagen en la cultura y las consecuencias que esto produce.

Asistimos a un debilitamiento de lo simbólico que trae modificaciones en el lazo: caída de los ideales, devaluación del amor, aplastamiento de lo colectivo por el individualismo, imperio de lo efímero, culto a lo nuevo, indiferenciación entre público y privado, exclusión y segregación, son algunas de sus manifestaciones.

Los niños no permanecen ajenos a estos cambios respondiendo cada uno a su manera. La película "Charlie y la fábrica de chocolate" lo muestra claramente a través de sus protagonistas: la niña consumidora que siempre quiere más, imposible de satisfacer; el niño atrapado por la imagen y la informática con sus reacciones violentas; el obeso que muestra una pulsión oral desregulada; la que busca el éxito, ser la mejor en lo que sea. Junto a ellos el protagonista principal es un niño habitado por el deseo, que apuesta al amor como lazo, que tiene una historia familiar que lo antecede y deja marcas y aunque sus abuelos no tienen dinero lo hacen portador de una herencia simbólica. Un niño casi de otra época.

Actualmente se ha desatado una polémica en torno al incremento del uso de medicamentos para el tratamiento del ADHD. Este es un síntoma que aparece en la infancia y es considerado un trastorno neurológico no comprobable mediante estudios que se define por la existencia de hiperactividad, impulsividad y déficit de atención.

Se lo considera uno de los trastornos más importantes para el aprendizaje, recordando a los famosos hiperquinéticos de otra época, que padecían una disfunción de orden neurológico y había que lograr su adaptación mediante distintos tipos de tratamiento.

El psicoanálisis también responde a la polémica rescatando el modo singular en que cada uno porta un síntoma, desacreditando la ilusión de que la medicación hace milagros.

Las ilusiones resultan peligrosas si se miden los efectos secundarios de la medicación y si además se tienen en cuenta ciertos datos (1) que muestran que la avanzada llegó de Estados Unidos, donde el 5 % de la población infantil fue diagnosticada con ADHD, convirtiéndose en la primera generación de chicos medicados de la historia.

El doctor Laurence Dillen, autor del libro "Consumiendo Ritalina" afirma que la razón más importante para medicar a los niños, es el marketing. Dado que el mercado adulto ya está saturado con antidepresivos como el Prozac, el próximo mercado es el de los niños. Cabe preguntarnos si esto no sería una puerta de entrada a las adicciones y la toxicomanía.

El psicoanálisis considera a la infancia como una articulación de lo simbólico con lo pulsional que se da en un tiempo determinado.

La debilidad de lo simbólico y la urgencia que se apodera del sujeto contemporáneo, producen el empuje al qué hacer y no al querer saber, incidiendo sobre el tipo de tratamiento que se ofrece para los síntomas.

El desafío para el psicoanálisis, es cada vez más, tratar de producir el lazo del sujeto al inconsciente, trabajando en contra de la deshumanización, con toda la fuerza de que sea capaz.

La creencia en el síntoma como respuesta única de cada sujeto y la clínica bajo transferencia son dos de los pilares del psicoanálisis a los que seguimos apostando en el quehacer clínico y que tendremos oportunidad de tratar en las VI Jornadas del ERINDA (Espacio Rosarino de Investigación del Niño en el Discurso Analítico).

Invitamos a que cada practicante intervenga con relación a los obstáculos y posibles modos de invención que encuentre en su quehacer. Es de suma importancia que los analistas que trabajan en instituciones den cuenta del lazo institucional en que se alojan y puedan mostrar el valor y los efectos que tiene para un sujeto el encuentro con un analista.

(1) Revista "Veintitrés" Nº 375. Edición del 15 de setiembre de 2005.

*Psicoanalista. Miembro del ERINDA. Integrante de la Comisión Organizadora junto a Ernesto Gangli, Lucy Alodi y Fabián Dutto.

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La infancia no siempre fue como la actual ni los sentimientos hacia los niños eran los mismos. El protagonismo del niño ha ido en aumento y ahora él también ocupa el lugar de consumidor.
 
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