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Domingo, 23 de septiembre de 2007

CIUDAD

Gloria a dios en las alturas, pero limitadas

Casi el 60% de los vecinos consultados está de acuerdo en
limitar las alturas de los edificios en Rosario. La encuesta
fue determinante para el nuevo reordenamiento urbanístico.

 Por Guillermo Lanfranco

Una encuesta realizada entre vecinos del centro y macrocentro de la ciudad resultó determinante a la hora de poner límites de altura para la construcción de nuevos edificios, como parte del proyecto de Reordenamiento Urbanístico del Area Central que la Municipalidad enviará en los próximos días al Concejo. Según el relevamiento, al 58,3 % de los residentes le parece mal que se estén construyendo edificios en altura en su zona; mientras que el rechazo alcanza al 75 % de los vecinos en los sectores donde todavía no se localiza ese tipo de obras. La principal razón (59,7 %) que se aduce para rechazar los edificios es que provocan una "pérdida de asolamiento" por la larga sombra que proyectan sobre sus alrededores a toda hora del día. "Los constructores deberían preguntarse si el modelo de edificación que proponen es lo que la gente quiere", fue una de las conclusiones que sacó la secretaria de Planeamiento municipal, Mirta Levin, respecto a los resultados de la encuesta.

La Municipalidad de Rosario está a punto de enviar al Concejo el anteproyecto de ordenanza que fija nuevas normas para la construcción de edificios en el área central (Pellegrini, Oroño y el río) y el primer anillo por fuera de ese sector (27 de Febrero y Francia). Básicamente, se establece un límite de altura de 23 metros, entre otras características (ver aparte). De este modo se eleva en cuatro metros el límite propuesto con anterioridad (19 metros) que había sido duramente cuestionado por los empresarios de la construcción. Así, de edificios de planta baja y cinco pisos (19 metros de altura), se podrán construir hasta seis o siete pisos, lo que se acerca más a la ecuación económica promedio actual de los constructores, con edificios de diez pisos.

Más allá de las consultas a distintos sectores y de la auditoría a cargo de tres urbanistas de nivel internacional (el argentino David Kullock, el mexicano Alfonso Oracheta Cenecorta y el uruguayo Federico Bervejilo Terra), a la hora de elaborar la nueva normativa, la Secretaría de Planeamiento municipal tuvo en cuenta especialmente la opinión de quienes habitan en el Centro y el Macrocentro y que, en mayor grado, resultan afectados en carne propia por el boom de la construcción.

La encuesta de opinión la hizo el area de investigación de la opinión pública de la Dirección General de Comunicación Social de la Municipalidad, entre mayo y junio pasados, sobre un universo de 298 residentes en la zona comprendida por avenidas 27 de Febrero y Francia y el río Paraná.

En primer término, el 77 % de los encuestados dijo que en su zona se están construyendo edificios. Esto al 58,3 % le parece mal, y al 27,4 % le parece bien, en tanto a un 13,5 % le es indiferente. Un 23 % dijo que en su barrio no se elevan nuevos edificios. Pero si eso sucediera, al 75 % de estos encuestados le parece mal, y solo al 7,4 % le parece bien. En definitiva, entre los residentes del Centro y Macrocentro, la construcción de nuevos edificios no es recibida como un bien, sino como un mal.

¿Cuáles son las razones de tanto rechazo? Para el 60 % el mayor problema es que los edificios provocan la pérdida de asolamiento; para el 28 % el aumento de los ruidos molestos; para el 27 % el incremento en la cantidad de vehículos; para el 25 % el empeoramiento en la calidad de los servicios; para el 21 % la mayor suciedad; para el 17 % la alteración del paisaje urbano y para el 7 % la pérdida de intimidad. Cabe aclarar que dado que los encuestados podían mencionar más de una opción, la suma de los porcentajes excede el 100 %.

Para reforzar el cuestionamiento a la modalidad constructiva en altura, el 69,5 % de los encuestados dice que en su barrio hay muchos edificios, considerándolo mayoritariamente negativo (58,5 %) antes que positivo (35,7 %). Más fuerte es la opinión entre quienes dicen que no hay edificios en su bario (30,5 % del total de encuestados). En este caso, el 78 % considera positiva que al salir a la vereda o al patio solo se ven casas bajas en el horizonte cercano.

Como para reforzar el sentido de pertenencia al barrio, al 80 % de los encuestados dice gustarle la zona donde vive, mientras al 18 % que no le gusta, preferiría vivir fuera de Rosario (40 %), en un barrio cerrado (21 %) o en un barrio alejado del centro (15 %).

Por otro lado, es amplísimo el consenso respecto a la preservación de edificios con valor patrimonial o histórico, ya que al 86 % de los encuestados le parece bien, mientras solo al 03, % le parece mal y al 12,4 % le es indiferente.

La secretaria de Planeamiento municipal, Mirta Levin, reconoció que la encuesta fue uno de los elementos principales tenidos en cuenta a la hora de elaborar el proyecto de Reordenamiento Urbanístico del Centro y Macrocentro. La funcionaria cree que el rechazo de los vecinos a los edificios en altura debería llevar a los constructores a repensar los modelos vigentes desde hace 40 años en la ciudad. "La ciudadanía está demandando un cambio respecto de lo que se sigue haciendo, hay gente que quiere otra forma de vida. Posiblemente pensando en departamentos en duplex o triplex que implican la misma densidad que un edificio de altura, pero con otra calidad de vida, sin que se oculte el sol o desaparezca la modalidad de relación vecino a vecino medianero que caracteriza a los barrios de casas bajas". Levin reconoció que la introducción de nuevos diseño implica un "cambio cultural" tanto por parte de los inversores, como de los constructores y los arquitectos.

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La torre Aqualina. Lo más alto que se construye en la ciudad. El proyecto del Ejecutivo irá esta semana al Concejo Municipal.
Imagen: Alberto Gentilcore
 
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