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Jueves, 21 de junio de 2012

CIUDAD › SI BIEN NO FUE MULTITUDINARIO, EL ACTO TUVO EMOCIóN CON ALTA EN EL CIELO

Una metáfora de la sociedad deseable

Se trató del último desfile de la bandera más larga del mundo, elogiada por el vicepresidente Amado Boudou, el gobernador y la intendenta. En el palco, el tema era el paro de Camioneros. Todos los discursos se refirieron a las Malvinas.

 Por Luis Bastús

Alta en el Cielo sumó ayer el último retazo a sus 20 kilómetros de bandera, y por enésima vez fue metáfora de la sociedad deseable. En eso coincidieron, frente al Monumento, el vicepresidente Amado Boudou, el gobernador Antonio Bonfatti, la intendenta Mónica Fein, 500 funcionarios --incluido el gabinete nacional en pleno-- y una concurrencia que no fue muchedumbre. Hasta la disciplinada militancia K reflejó ese raleo. Esta vez no hubo silbidos y abucheos para nadie del oficialismo provincial o municipal, pero sí algunos para el vicepresidente, al inicio de su discurso. Los tres oradores dedicaron párrafos a la figura de Manuel Belgrano y a los derechos nacionales sobre islas Malvinas, mientras a sus espaldas el tema que todos murmuraban con preocupación --y enojo declarado en la gruesa comitiva venida desde Buenos Aires-- era el paro de Camioneros decretado por Hugo Moyano que apuró el regreso de la presidenta Cristina Fernández desde el cónclave del G﷓20. En lo particular, Boudou defendió el modelo iniciado por Néstor Kirchner y el papel de la presidenta ante el comité de Descolonización de Naciones Unidas y la cumbre de Río de Janeiro; Bonfatti apeló al consenso como antídoto "ante una sociedad que exhibe cada vez más violencia"; y Fein reclamó la autonomía municipal.

El sol amable, los helados celestes y blancos servidos por la Cámara de Heladeros a pesar de la estación, y el colorido habitual de la celebración del Día de la Bandera, ya como feriado inamovible, apenas atenuaron el retraso de dos horas para el comienzo del acto. Sobre el mediodía, la entrada de los ministros nacionales en asistencia casi perfecta (sólo faltó Hernán Lorenzino, de Economía) preludió el aterrizaje de Boudou, acompañado por Bonfatti --ambos con sus esposas-- y la intendenta. Enfrente quedaba claro que la convocatoria de la presidenta no es la misma que la del vice. Un racimo de banderas marcó presencia de La Cámpora, de Kolina (agrupación que responde a Alicia Kirchner) y del Partido Intransigente. Pero faltaron las habituales rojinegras del Movimiento Evita, como también faltaron en el palco algunos de sus dirigentes. Esta vez, los protocolistas municipales y provinciales no tuvieron roces mayores con sus colegas de la Nación. Accedieron a conceder el ala derecha del palco al gabinete, y se aseguraron de que las barras K estuvieran al otro lado de la avenida, lejos del estrado de autoridades centrales y con el corralito de prensa de por medio.

Es que la incógnita previa eran los silbidos y abucheos que levantaron polémica en actos anteriores, como el pasado 27 de febrero. Sin embargo, la militancia kirchnerista ayer sólo dejó oír algunos bombos esporádicos y, en cambio, las pullas sorprendieron desde algunos asistentes dispersos entre el público, sin identificación partidaria, y con blanco único en el vicepresidente Boudou, apenas tomó el micrófono. El diputado nacional Agustín Rossi señalaría luego esas expresiones como el reverso de quienes antes le reprochaban lo mismo al kirchnerismo. "Hay que ser tolerante. No me gustaría un Día de la Bandera apto para todo público, menos para los militantes políticos. Acá hay algunos que silban sin banderas, escondidos entre la multitud", dijo. Fein minimizaría más tarde aquella silbatina. En cambio, resaltó la armonía que dominó el acto. "Hubo participación de familias, de militantes, en convivencia. El problema es cuando la militancia se despega de la gente", comentó.

Los tres oradores fueron breves, menos de diez minutos cada uno. La ovación para Boudou provino desde el ala derecha del palco, sobre todo al resaltar "cuando el país recuperó el rumbo con Néstor Kirchner". Y los bombos despertaron enfrente cuando refirió a "la presidenta defendiendo la soberanía por Malvinas en el comité de Descolonización de Naciones Unidas y ante el G﷓20". Dijo que "Argentina demostró que hay otro camino, mientras en el mundo fracasa el sistema del ajuste, mientras las democracias industrializadas pierden empleos, aquí reinstalamos las paritarias, creamos 5 millones de puestos de trabajo, recuperamos las jubilaciones". Además, auguró: "El año que viene nos habremos dado cuenta de que habremos superado otra vez una crisis internacional". Y cerró con una apelación: "Estamos celebrando lo que nos une, no lo que nos separa. Convocamos a todos, a los que piensan distinto y a los que no, a escucharnos, respetarnos y trabajar juntos por esta Argentina".

Bonfatti lanzó un exhorto similar, con la bandera más larga como símbolo. "Hoy la sociedad exhibe más violencia, intolerancia, individualismo; seamos dignos del sueño de Belgrano, trabajemos por el consenso, por el trabajo colectivo para seguir transformando Santa Fe", dijo.

Fein destacó "el crecimiento de la ciudad que no fue capital ni tuvo fecha de fundación" y señaló que "los niños que están viniendo a jurar la bandera nos recuerdan el desafío de construir un proyecto inclusivo y colectivo como este maravilloso proyecto que es Alta en el Cielo". Cosechó aplausos al manifestar "vocación irrenunciable de los derechos soberanos sobre Malvinas". E instó a "consolidar una sociedad equilibrada. Los rosarinos no olvidamos la gran cuenta pendiente que es la autonomía municipal, para poder decidir sobre nuestros recursos y capacidades y fortalecer el sistema democrático sobre la base del pluralismo y la participación". Y terminó: "Pensemos menos en términos de yo, y más en nosotros".

El acto siguió con el extenso desfile de unidades castrenses y algunas organizaciones civiles. Pero el momento emotivo lo acaparó el paso de medio millar de veteranos de Malvinas y familiares de héroes caídos, provenientes desde varias localidades de Santa Fe, Buenos Aires, Córdoba, Chaco y Entre Ríos. Rubén Goldín cantó Aurora a capella. Volaron globos blanquicelestes, y desfilaron las máquinas de coser que ayer cesaron de unir los retazos de Alta en el Cielo. Luego sí, buena parte del público se prendió en el desfile de la bandera más larga del mundo concluida. Boudou y Bonfatti, con esposas y todo, trataron de llevar la enseña algunos metros, en medio de la turba de movileros que se atolondró por preguntarle al vice cómo se sentía.

Cuando el desfile expiraba, quedó en evidencia el tema de conversación que campeó desde las filas del palco hasta los baños portátiles para funcionarios: el paro de Camioneros y el bloqueo dispuesto por el gremio dirigido por los Moyano al abastecimiento de combustible. Boudou dijo entonces, antes de irse: "Si hace falta vamos a aplicar la ley de abastecimiento para que los argentinos puedan acceder a estos bienes y servicios. Es insostenible que hagan paro mientras hay diálogo abierto. Por eso dictamos la conciliación obligatoria. Se quiere usar al pueblo como presión para una pelea sectorial", fustigó.

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Boudou y Bonfatti, con sus esposas, junto a Fein. En sus discursos rescataron a Belgrano.
 
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