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Lunes, 30 de diciembre de 2013

CIUDAD › EL 1º DE ENERO SE CUMPLEN DOS AñOS DEL TRIPLE CRIMEN DE LOS MILITANTES SOCIALES.

Mono, Patom y Jere no están solos

Ya llega el Año Nuevo y los recuerdos duelen. Sin embargo, las familias de las víctimas hablaron con Rosario/12 sobre ese dolor pero también de la lucha para que las causas por los homicidios y el encubrimiento policial vayan juntas a juicio.

 Por Lorena Panzerini

"Para nosotros las Fiestas nunca van a ser lo mismo. Quisiéramos que no llegue esta fecha", dice Lita Gómez, con la mirada fija en el imponente cartel con el rostro sonriente de su hijo y sus amigos, los tres militantes sociales asesinados el 1º de enero de 2012. Lo hicieron hace una semana los jóvenes del Movimiento 26 de Junio, y lo montaron en una de las esquinas de la canchita del Club Oroño de villa Moreno, para que los jóvenes de allí sepan que "no están solos". Allí fueron asesinados Jeremías Trasante, Claudio "Mono" Suárez y Adrián "Patom" Rodríguez, hace dos años, mientras tomaban una cerveza. Hoy son el símbolo del barrio. Es viernes por la tarde, el sol se esconde entre las nubes que alivian el calor asfixiante de este diciembre que termina, pero nada impide un picadito en la cancha de tierra, bordeada por un insípido césped. Faltan pocos días para el Año Nuevo y los recuerdos son inevitables. Duelen. Sin embargo, la tristeza no encierra a estas familias que recibieron a Rosario/12 para hablar de cómo fue este el segundo año sin sus hijos; de la angustia, la impotencia, los miedos por lo que se viene, y el reclamo de que las causas por los homicidios y el encubrimiento policial se tramiten juntas, en juicio oral o escrito. El jueves 2 encabezarán una marcha de velas y antorchas que saldrá a las 19 de Dorrego y Presidente Quintana, y llegará a Tribunales para volver a reclamar justicia.

Con una brisa veraniega que se esfuerza por refrescar otra agobiante jornada, Lita y Eduardo Trasante llegan al club, acalorados y tristes. Es que a dos años de la pérdida de sus hijos, les cuesta hablar de ellos, de lo que pasó y de lo que esperan. El silencio es largo frente a la pregunta de cómo fue este segundo año y qué esperan de 2014. Las lágrimas son de desconsuelo. Lita relató que no quiere estar en su casa la noche de Año Nuevo. Los recuerdos de aquel trágico fin de año la atormentan. "Para Navidad estuvimos en casa, por los nietos, hay que mantenerse de pie", dijo la mujer. También habló de lo que espera para el juicio y recordó que este año mataron al hijo del principal acusado por la masacre, Sergio "Quemado" Rodríguez. "Hizo tanto daño que habrá pensado que nunca se le iba a morir un hijo", señaló.

Para el pastor Trasante fue otro año doloroso, frente al fallecimiento de su esposa. Las palabras le salen lentas y cortadas. "Fue otro año atípico: estábamos tratando de superar la muerte de Jeremías y falleció mi esposa. Eso hizo bajar las alas de la familia y las ausencias pesan un montón, más cuando son irreparables. No es un mueble, ni una copa, ni un celular; son vidas, son los afectos y lo que uno ama. En lo personal recurrí a Dios para mantenerme en pie, porque sé que si yo estoy bien, mis hijos estarán bien. El 24 fue muy difícil para toda mi familia. Caminé para estar bien por la noche. Fue la primera Navidad que pasamos solos con mis hijos, porque queríamos que fuera así, para compartir entre nosotros todo lo que pasamos. Ahora estamos expectantes de todo lo que viene este año, con el juicio y los resultados que esperamos, aunque sí hay temores e incertidumbres, pero nos paramos en mantener vigente la lucha".

Pedro "Pitu" Salinas también es parte de la lucha diaria por justicia de sus compañeros del M26. Como representante, reforzó el lazo de los jóvenes con los familiares y los integró a cada movilización y pedido de justicia. Al evaluar este 2013, recordó que desde mayo se hicieron la idea de que el juicio por la muerte de los chicos llegaría recién en 2014. Frente al conflicto judicial que se dio en los últimos meses con las dos causas conexas por el hecho (los homicidios, por un lado; y la causa por complicidad policial, por el otro), Salinas aseguró que el hecho de que la investigación llegue a juicio oral o escrito no modifica la lucha del movimiento, pero sí plantearon la necesidad de que los dos expedientes se juzguen como uno. "Lo que se va a ventilar en el juicio no es solamente el homicidio de los pibes, sino sus muertes en el marco de una trama integral que tiene que ver con el narcotráfico y que sin el necesario encubrimiento policial los crímenes iban a ser mucho más complicado de realizarse. Por eso creemos que las causas tienen que tramitar juntas y si va a ser un escenario escrito, nosotros tenemos la voluntad de apelar a que tenga la misma visibilidad que si fuera oral", aseguró.

Para Salinas, la causa es "un caso testigo de todo el enredo de complicidades que anida el narcotráfico, no sólo porque tiene la pata policial, sino porque está muy claro el rol de los abogados defensores". Al mismo tiempo, Pitu habló de lo que significan hoy Jere, Patom y el Mono para el Movimiento 26 de Junio-Frente Popular Darío Santillán. "A partir del homicidio de los chicos el movimiento ganó una visibilidad que antes no tenía. Tomamos la decisión de que los pibes sean el movimiento, su cara visible, porque indiscutiblemente la imagen de los pibes se transformó en un símbolo de pertenencia para la pibada en general, para la juventud de los barrios populares donde nos interesa llegar. Lamentablemente, hoy es más fácil que un pibe pertenezca a algo siendo parte de una banda narco o una barrabrava, y no ayudando en un movimiento con una murga o en la copa de leche. Después del hecho, se sumaron muchísimos jóvenes, pero a otros que conocieron a los chicos les costó muchos sostener su participación, desde que ellos no están".

El 1º de enero de 2012, Jere, Mono y Patom estaban sentados con otro compañero en un banquito del club Oroño y allí mismo fueron blanco de una balacera, poco después de que el hijo del "Quemado" fuera herido a balazos. Según el expediente que los mandó a juicio, él y otros cuatro jóvenes amigos de su hijo abrieron fuego. Buscaban vengar el ataque contra Maximiliano "Quemadito" Rodríguez; pero se confundieron. El Quemadito había nombrado a otro joven del barrio, camino al hospital.

Por el hecho están imputados el "Quemado" Rodríguez, Brian "Pescadito" Sprio, Daniel "Teletubi" Delgado, Brian "Damiancito" Romero y Mauricio Palavecino. Además, hay tres policías acusados de encubrimiento e incumplimiento: Eduardo Carrillo y Norberto Centurión, que pertenecían a Inspección de Zona 3; y Lisandro Martín, quien estaba en el destacamento del Hospital de Emergencias Clemente Alvarez, que no ingresó correctamente a Maxi, cuando llegó baleado.

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Los pibes juegan en la misma canchita donde mataron a los chicos, ahora inmortalizados en un cartel.
Imagen: Alberto Gentilcore
 
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