Domingo, 14 de marzo de 2010 | Hoy
SANTA FE › CAMBIOS EN LA CAUSA CARATULADA DíAZ BESSONE
Por Juan Carlos Tizziani
Desde Santa Fe
Uno de los casos por los que será juzgado el general Ramón Díaz Bessone en el juicio oral que comienza el 27 de abril es la escalada de terror del 27 de setiembre de 1976. El ex jefe del Segundo Cuerpo ya está procesado en la megacausa -que se recaratuló con su apellido por el secuestro y el asesinato de Antonio Angel López y Miriam Susana Moro de De Vicenzo y la desaparición de Roberto Enrique De Vicenzo, por lo que ahora el hallazgo y la identificación del cuerpo de este último seguramente cambiará la calificación legal en el proceso.
La justicia imputó a Díaz Bessone "haber intervenido como comandante del Segundo Cuerpo del Ejército Argentino en la privación ilegítima de la libertad, mediando violencia y amenazas y posterior homicidio de Antonio Angel López" y "de Miriam Susana Moro de De Vicenzo, a unos veinte kilómetros de Casilda, sobre el camino de Armstrong y a unos mil metros de la ruta provincial 33, el 29 de septiembre de 1976", dice la resolución de la Cámara Federal de Rosario que ratificó el procesamiento de Diaz Bessone el 14 de mayo de 2009.
La madre de De Vicenzo, Noemí Olga Johnston, "declaró en la causa que su nuera Miriam Susana Moro y Antonio López fueron secuestrados en la calle en la madrugada del 27 de setiembre de 1976, cuando se dirigían en una moto al frigorífico Swift. Una versión similar de los hechos dio Ana María Moro, hermana de Miriam, en el legajo Conadep que se agregó a la investigación. Allí además se hace referencia a un encuentro que Ana Moro habría tenido en 1983 con Marta Vénnera de López viuda de Antonio López , quien le habría relatado que en 1979 reconoció el cadáver de su esposo en la fotografía de un sumario instruido en los Tribunales provinciales con motivo del hallazgo de dos cuerpos el 29 de setiembre de 1976 cerca de Casilda y que pudo recuperar el de su marido en el cementerio de esa ciudad", agregó la Cámara.
"Los cuerpos Moro y López fueron encontrados con los ojos vendados con el mismo tipo de género y presentaban heridas de armas de fuego. El cuerpo de López tenía un único orificio de entrada de un proyectil en la nuca, con trayectoria ascendente, mientras que el de Miriam presentaba varios orificios de entrada y salida de balas, hematomas en las piernas y lesiones en la vagina".
En su testimonio ante la justicia provincial, Ana María Moro dijo que ocho meses después de la desaparición de su hermana, "fue allanado su domicilio y que uno de los efectivos que participó del operativo la identificó como hermana de aquélla eran gemelas y que por eso fue detenida y alojada durante 11 días en la Sección Informaciones, donde se encontró con José Baravalle, quien le dijo que a Miriam y a su marido los habían matado".
Marta Vennera recordó ante la justicia ordinaria en diciembre de 1983 lo que había escuchado cuando cayó su marido junto con Miriam Moro. "Que en la zona sur de Rosario una pareja se trasladaba en una motoneta verde, "se les dio la voz de alto, que hubo disparos y que el hombre cayó y su cuerpo fue recogido y que la mujer fue introducida en un vehículo viva"". Marta dijo que su esposo tenía una motoneta verde.
Otro testigo, Jorge Ignacio Fontanarrosa, que declaró en 1984 dijo en la época que la desaparición de López y Moro, él trabajaba en el frigorífico Sugarosa de Villa Diego y "que allí se rumoreaba que en esa zona una pareja que se movilizaba en moto había panfleteado a las cinco de la mañana, horario de entrada del personal al frigorífico, y luego se habrían dirigido al cercano frigorífico Swift, siendo detenidos en camino al lugar".
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