Zelaya: "Que cese la represión contra el pueblo hondureño"

El depuesto presidente de Honduras, Manuel Zelaya, exhortó al Ejército de su país a no disparar contra "sus hermanos", al tiempo que recibía el renovado respaldo de varios presidentes latinoamericanos, incluida la mandataria argentina Cristina Fernández, para recuperar su cargo.

Zelaya lanzó la dramática apelación en una rueda de prensa ofrecida en la noche del domingo en el aeropuerto de San Salvador, a donde se dirigió cuando las autoridades de facto de Honduras frustraron su intento de retornar a su país, en medio de la movilización de sus partidarios que fue duramente reprimida, con un saldo de dos muertos.

El mandatario hondureño habló acompañado por Cristina y los presidentes El Salvador, Mauricio Funes; Ecuador, Rafael Correa, y Paraguay, Fernando Lugo, así como el secretario general de la OEA, el chileno José Miguel Insulza; el presidente de la Asamblea de la ONU, el nicaragüense Miguel D'Escoto.

Zelaya parafraseó un discurso de marzo de 1980 del asesinado arzobispo salvadoreño Oscar Romero, cuando llamó a las Fuerzas Armadas de su país a no disparar contra los manifestantes que protestaban entonces en contra de la dictadura.

"No apunten sus fusiles, no maten a sus hermanos. Les suplico y les ordeno, en nombre de Dios, que cese la represión contra el pueblo hondureño", dijo Zelaya con la voz entrecortada por la emoción, y en medio de aplausos.

La apelación obedecía a que al menos un joven manifestante fue muerto a balazos, según dijo el presidente hondureño, que expresó su solidaridad con la familia. Versiones no confirmadas indicaban que hubo otra víctima fatal de la represión.

Zelaya agradeció y destacó la presencia de sus colegas latinoamericanos que, dijo, "da esperanza porque nunca la fuerza podrá vencer la conciencia de los que quieren la paz".

Zelaya, con generalizado respaldo internacional, se había propuesta retornar este domingo a su país, y reasumir su cargo, del que fue expulsado en la madrugada del 28 de junio por fuerzas militares, que lo capturaron en su casa y lo trasladaron por la fuerza a la vecina Costa Rica.

Tras recibir pleno respaldo de la Organización de Estados Americanos (OEA), en Washington, y en abierto desafío a la prohibición impartida por el gobierno de facto que encabeza Roberto Micheletti, Zelaya partió el domingo hacia su país.

Miles de simpatizantes se congregaron en torno del aeropuerto de Toncontín, próximo a Tegucigalpa, para recibirlo pero fueron reprimidos con balas y gases lacrimógenos.

El comandante del avión que trasladaba al derrocado presidente reveló que la torre de control de Toncontín le advirtió que no aterrizara porque las fuerzas armadas tenían orden de interceptar el vuelo.

El propio Zelaya, en diálogo telefónico con la televisora Telesur desde el avión, relató el dramático momento. "Nos están amenazando de que van a entorpecer nuestro aterrizaje, nos envían aviones de la Fuerza Aérea hondureña y ya colocaron camionetas en la pista", dijo.

"Entiendo que la gente no pudo romper el cerco militar porque de haberlo logrado, hubieran sacado los obstáculos", reflexionó. Finalmente el vuelo fue desviado a la capital del vecino El Salvador.

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