UNIVERSIDAD

Cambio en el modelo de ciencia: entra colaborar, sale competir

Educación impulsa el desarrollo de grupos de investigación que atiendan necesidades regionales a partir del trabajo en red.

 Por Javier Lorca

Que los investigadores no compitan entre sí, que colaboren. Que el sistema científico no le ofrezca a la sociedad un conocimiento previo, sino que produzca saber a partir de la demanda social regional. Son los ambiciosos propósitos del programa Pictor que acaba de lanzar el Ministerio de Educación. Se trata de un modelo de trabajo que articula a los estados nacional y provincial, a las universidades públicas y privadas, con el sector productivo y las necesidades regionales. La primera experiencia está comenzando en Córdoba para luego ser replicada en otras áreas del país.
“En el sistema universitario y científico, los proyectos de investigación surgen por competencia. Lo tradicional es que, cuando un grupo investiga, compita con otros grupos que trabajan en el mismo tema para conseguir recursos u oportunidades de publicación. En lugar de sumar conocimientos, muchas veces se hace espionaje. Así no se aprovecha toda la capacidad institucional –explicó a Página/12 el ministro Daniel Filmus–. Frente a ese paradigma, el trabajo en red apuesta a la articulación y a la sumatoria de saberes de las diferentes instituciones para producir resultados positivos en la práctica real, en lo concreto para la gente.”
A eso apuntan los Proyectos de Investigación Científica y Tecnológica Orientados en Red (Pictor). En total, Educación planea lanzar diez en todo el país (el próximo será en Formosa) para crear y consolidar espacios de producción de conocimiento orientados a solucionar problemas específicos regionales.
En su debut cordobés, el programa abarca nueve proyectos bianuales que insumirán 1,79 millón de pesos. La mitad será financiada por la Secretaría de Tecnología, Ciencia e Innovación Productiva (dependiente de la cartera educativa) y el resto por un consorcio que integran las universidades Nacional de Córdoba, UTN Regional Córdoba (públicas), Blas Pascal, Católica de Córdoba, Empresarial Siglo XXI (privadas) y el Instituto Universitario Aeronáutico. “La idea es funcionar en forma similar a como lo hace una empresa: se le pide a un equipo que desarrolle un determinado producto en determinado tiempo. Esto es inédito, porque el sistema científico está acostumbrado a trabajar sin plazos y sin una orientación previa. Es un cambio completo de las reglas de juego”, dijo Carlos Debandi, presidente de la Agencia Córdoba Ciencia, entidad que también integra el consorcio.
“El programa busca desarrollar la investigación desde el vínculo con las demandas de la sociedad”, dijo Filmus. El primer paso, entonces, fue detectar necesidades o problemas prioritarios en la provincia. “En el caso de Córdoba, se evaluó centralmente la pertinencia de los proyectos. Los temas fueron seleccionados a partir de las prioridades definidas para la región por el Consejo Federal de Ciencia y Tecnología.”
Una vez elegidos los diez temas claves, se convocó a las instituciones y a los investigadores que desearan presentar proyectos para atender aquellas demandas. Un tema quedó vacante (el mejoramiento de la educación universitaria en Córdoba) porque ninguno de los proyectos presentados cumplió con los requisitos exigidos. Entre los nueve finalmente elegidos, se cuentan proyectos para: desarrollar las bases de un plan estratégico de manejo sustentable del recurso hídrico; mejorar la calidad del maní; atacar la presencia de micotoxinas para disminuir pérdidas en la producción agroindustrial; desarrollar nuevos productos fármacos veterinarios de tecnología reproductiva; e intervenir sobre el hábitat de sectores sociales carenciados. Ahora se están conformando las redes de trabajo para empezar a investigar.

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