UNIVERSIDAD

En un escenario polarizado, empieza la elección de autoridades en la UBA

Hoy se eligen nuevos consejeros superiores, mientras continúan las críticas y defensas a la candidatura de Alterini al rectorado.

 Por Javier Lorca

Los representantes de profesores, alumnos y graduados de la Universidad de Buenos Aires votarán hoy a sus representantes en el Consejo Superior, el órgano de cogobierno institucional. Será el primer paso de un proceso de renovación de autoridades que se completará el martes, cuando se reúna la asamblea universitaria para designar al nuevo rector (ver ¿Qué se vota?). Bastante crispado, el escenario electoral aparece polarizado –para abusar de la síntesis– por la disputa entre dos grandes grupos. Uno, hegemonizado por el radicalismo junto con aliados del peronismo y otros sectores, lograría la mayoría para designar en el rectorado a Atilio Alterini, decano de Derecho. El otro bloque, más heterogéneo, abarca sectores de izquierda, de centro y centroizquierda. Sin un candidato definido, este espacio se ha unificado en el rechazo a la postulación de Alterini, fuertemente cuestionado por haber sido funcionario porteño bajo la última dictadura. También el actual rector, Guillermo Jaim Etcheverry, advirtió –sin hacer nombres– sobre la reaparición de “comportamientos autoritarios e intimidatorios que suponen el resurgir de prácticas que privilegian mezquinas conveniencias”.

Junto a Hebe de Bonafini, decanos, profesores, graduados y estudiantes de las facultades de Ciencias Sociales, Filosofía y Letras, Agronomía, Ciencias Exactas y Arquitectura dieron ayer una conferencia en la Biblioteca Nacional para manifestar su preocupación por la trayectoria de Alterini. Hugo Trinchero, decano de Filosofía, leyó un texto consensuado donde se le pide “que aclare públicamente los siguientes interrogantes”:

- Si en el período en que fue juez bajo la dictadura, entre marzo de 1976 y abril del ’77 (cuando presentó la renuncia), “juró por los estatutos del Proceso... o los aplicó”.

- Si en el lapso en que fue director de Asuntos Jurídicos del municipio porteño (de 1981 a 1982) “ese cargo era la cabeza del servicio jurídico de la ciudad”, regida por Osvaldo Cacciatore y luego Guillermo Del Cioppo.

- “Si dicho cargo se encuentra citado en el currículum adjunto al trámite que se efectuó ante el Consejo Superior de la UBA para su designación como profesor emérito, puesto que no obra en el que se encuentra en la página web de la Facultad de Derecho.”

- Ante las cesantías de personal público por razones políticas, se preguntó si el decano de Derecho “ha dictaminado alguna vez favorablemente a esos trámites”. También se interrogó cuál fue su postura ante el “plan integral de erradicación de villas” de Buenos Aires, vigente desde 1977.

Mucho más dura fue Hebe de Bonafini: “No me voy a hacer ninguna pregunta, porque ya las tengo contestadas... Este hombre estuvo totalmente de acuerdo con la represión... En la UBA debe estar gente sana, si no los jóvenes no van a creer en nadie. Tenemos que hacer lo imposible para que no gane. No queremos en ningún lugar a esta gente que apoyó a la dictadura”. También participó del acto Mario Kestelboim, ex decano de Derecho, quien recordó, entre otros antecedentes, cómo el hoy decano continuó como docente de la facultad mientras sus compañeros de cátedra renunciaban tras la Noche de los Bastones Largos, en 1966.

Frente a los cuestionamientos, el bloque que impulsa a Alterini se limitó a presentar esta semana su plataforma, en un encuentro del que participaron decanos, profesores, alumnos y egresados de Medicina, Derecho, Psicología, Económicas, Farmacia y Bioquímica, Ingeniería, Odontología, Veterinarias y minorías de otras facultades. Ayer, con el incremento de los rechazos, el entorno de Alterini difundió declaraciones de apoyo a su candidatura. Primero fue la del escritor Ernesto Sabato y luego fueron llegando las de Esteban Righi, procurador de la Nación; Eugenio Zaffaroni y Ricardo Lorenzetti, integrantes de la Corte Suprema; Ricardo Gil Lavedra, ex ministro de Justicia, entre otros miembros de la comunidad judicial.

Sin personalizar sus críticas, Jaim Etcheverry también se expresó contra el virtual regreso al poder del radicalismo universitario. En un escrito comentó que muchos actores del proceso electoral le manifestaron “un insólito temor a expresar su opinión en el momento de elegir, anticipando posibles represalias”. “Observo con preocupación estos comportamientos autoritarios e intimidatorios que suponen el resurgir de prácticas que privilegian mezquinas conveniencias y que, basadas en el mero cálculo, desprecian el pluralismo al coartar la libre opinión del otro. Un proceso electoral como el que enfrentamos debería constituir un modelo para la sociedad... (Sin embargo) promesas y traiciones, arreglos de toda índole, parecen ser la práctica corriente de los ‘operadores’ resucitados ante esta nueva oportunidad que se les presenta de repartir el ‘botín’ universitario. Muchos de esos protagonistas han llegado a enumerar las prebendas y los cargos ofrecidos, ya existentes o a crear (muchos más). Hasta se ha afirmado públicamente que para ocupar ciertas posiciones en la universidad sería una condición el pertenecer a un partido político. Constituye para mí un deber ético compartir la preocupación por esta situación, que muchos intuyen o conocen sólo superficialmente... El silencio y la prescindencia han causado muchas tragedias en la historia de la Argentina.”

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