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La economía sigue creciendo, pero ya no se puede confiar en el rebote

El Producto Interno Bruto creció 1,7 por ciento en el primer trimestre, mientras que la variación interanual fue positiva en 11,2. Aumentó fuerte la inversión con un componente importado destacado. ¿Terminó el rebote?

 Por Claudio Scaletta

El Producto Interno Bruto subió el 1,7 por ciento en el primer trimestre del año. Si bien la tendencia alcista se mantiene, el “rebote” post crisis parece haber llegado a su fin. No obstante, el fuerte crecimiento del último año asegura el mantenimiento de valores de dos dígitos para la comparación interanual, que fue positiva en un 11,2 por ciento. El cambio de modelo productivo a partir de la devaluación continuó provocando un mayor aumento relativo de la producción de bienes, liderados por la construcción, versus los servicios. También sigue siendo fuerte la expansión de la inversión, aunque con una creciente participación de componentes importados.
Si los cuatro trimestres del año tuviesen una suba similar a la registrada en el primero, sería más que suficiente para superar la última estimación de crecimiento del PIB realizada por el Ministerio de Economía, que fue del 5,5 por ciento para todo el año. Pero la realidad es que el impulso de la economía se estacionó en un escalón más bajo que el experimentado en 2003, situación que podría indicar que el rebote tras la salida de la crisis terminó. Además, las cifras de los primeros tres meses del año no incluyen todavía el freno de la industria y la merma que comenzó a mostrar uno de los sectores hasta ahora más dinámicos: la construcción, rama que mejoró luego de la crisis al convertirse, para una parte de la población, en refugio de valor. En otras palabras, la economía crece a niveles importantes, pero ya no lo hace a velocidad china, como requeriría la necesaria recomposición social tras la crisis de 2001-2002.
Regresando a los datos de la comparación interanual brindados ayer por el Indec, que se benefician por los buenos resultados de los tres trimestres anteriores, se observa que los sectores productores de bienes crecieron un 15,8 por ciento. Aquí tuvo una importante influencia, como se mencionó, el sector de la construcción, que creció un 41,3 por ciento. Un paso atrás siguió la industria, que subió el 15,6 por ciento.
Los servicios, en cambio, crecieron por debajo del promedio: el 6,7 por ciento. Si bien el comercio, con una expansión del 14,8 por ciento, y “transporte, almacenamiento y comunicaciones”, con una suba del 14,1, acompañaron la expansión de la producción de bienes, los restantes rubros de servicios, como la intermediación financiera, que cayó el 12,6 por ciento, las actividades inmobiliarias (+5,6) y la administración pública (+1,8), registraron una evolución negativa o modesta.
El nivel general de precios de la actividad económica, en tanto, mostró un comportamiento dispar. Los precios implícitos en el Valor Agregado (los utilizados para deflactar el PIB) subieron el 7,9 por ciento, siempre contra igual trimestre del año anterior. Pero mientras los bienes incrementaron su precio el 3,7 por ciento, los servicios lo hicieron el 9,1 por ciento. De acuerdo con la versión de quienes aumentaron estos últimos valores, ello respondería al retraso relativo experimentado por los servicios en la primera etapa de la post devaluación. Como no aumentaron entonces, ajustaron ahora.
La inversión interna bruta fija (IBF), en tanto, continúa mostrando una fuerte expansión. La variación positiva del 51 por ciento interanual es aun superior al crecimiento promedio de 2003, que fue del 38,2 por ciento, lo que confirma el ciclo ascendente. Cuando se analiza la evolución por sectores se observa que en la construcción, el aumento de la inversión fue del 37,7 por ciento, mientras que en “Equipo Durable de producción” fue del 80,3 por ciento. En este último rubro se refleja un dato estructural de la economía local, que es, durante las etapas de crecimiento del PIB, el aumento más que proporcional de las importaciones de este tipo de bienes. Así, mientras la inversión en equipo durable nacional aumentó el 29,3 por ciento, la demanda de equipos importados creció el 180,9 por ciento, seis veces más. Este es el famoso “cuello de botella” del antiguo modelo “Stop and Go”, caracterizado por los déficit de cuenta corriente asociados al crecimiento. De todas maneras, a pesar del significativo crecimiento de la demanda de equipos importados, la economía se encuentra muy lejos del cuello de botella, especialmente por otro cambio estructural: la mayor significación de las exportaciones como porcentaje del Producto.
Por último, resta la consideración de la oferta y demanda globales. La oferta global creció el 14,3 por ciento, lo que se explica por el aumento del 11,2 en el PIB y del 57 por ciento en las importaciones. La demanda, en tanto, se repartió en la citada expansión del 51 por ciento de la IBF, en el crecimiento del consumo privado, 11,7 por ciento, del consumo público, 1,4 por ciento, y de las exportaciones, 7,7 por ciento.

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Hubo un mayor aumento relativo de la producción de bienes versus los servicios.
 
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