EL PAíS › ALLANARON UNA CASA DE OCAÑA BUSCANDO A CRISTIAN RAMARO

Los halcones se equivocaron de nido

Sucedió el viernes pasado, en una casa que la directora del PAMI tiene en Mar de las Pampas. Los policías destruyeron todo.

 Por José Natanson

En la madrugada del viernes pasado, un escuadrón del Grupo Halcón, la temible fuerza de elite de la Policía Bonaerense, ingresó a la casa de la directora del PAMI, Graciela Ocaña, ubicada en Mar de las Pampas, cerca de Villa Gesell. Estaba vacía, pero los halcones no se andan con sutilezas: entraron a los tiros y destruyeron todo. “Nos habían dicho que ahí estaba secuestrado Cristian Ramaro”, fue la increíble explicación que le dieron a Ocaña en la Bonaerense cuando preguntó por semejante allanamiento. Asustada, la ex legisladora leyó en el episodio los rasgos inconfundibles de un mensaje mafioso.
La información fue aportada a Página/12 por una fuente vinculada al PAMI y luego confirmada por Ocaña.
Todo comenzó en la madrugada del viernes, cuando un pelotón de policías bonaerenses rodeó la casa que pertenece desde hace años a su pareja. Es una típica casa de veraneo ubicada en Mar de las Pampas, una pequeña localidad de la costa bonaerense que adquirió fama por sus bosques y su atmósfera tranquila. Ocaña la usa poco: algunos días en el verano y una que otra escapada de fin de semana.
Los policías que rodearon la casa eran efectivos del Grupo Halcón, el cuerpo de elite –por lo menos, así se presenta– que en 1999 protagonizó la masacre de Ramallo junto al GEOF de la Policía Federal. Especializados en situaciones críticas, cuentan con armas pesadas y no suelen mirar mucho antes de disparar. Esa noche, las luces estaban apagadas y no había nadie en la casa. Sin embargo, dispararon contra las ventanas, rompieron los vidrios y arrancaron las puertas a patadas. Una vez adentro arrasaron con lo poco que había.
Ocaña se enteró el domingo a la noche, cuando un vecino la llamó para preguntarle qué había pasado. Alarmada, la titular del PAMI se contactó con la Policía Bonaerense. Le dijeron que no sabían que ella era la dueña de la casa y agregaron un dato increíble: según dijeron, decidieron allanar la casa porque tenían una pista que indicaba que adentro estaba Cristian, el hijo del empresario del Tigre que fue liberado el martes pasado.
El dato explicaría la violenta irrupción de los policías, desesperados por encontrar al joven, que llevaba cinco días secuestrado y cuya liberación se había convertido en una causa nacional.
La duda pasa, entonces, por el informante. ¿Quién le avisó a la Bonaerense que Cristian Ramaro estaba en la casa de Ocaña? ¿Quién armó la operación que hizo que la policía destruyera el lugar de descanso de la directora del PAMI?

Mensaje

Una versión que circuló en el PAMI señalaba a José Granero. Kirchnerista de la primera hora y segundo de Ocaña en la obra social, Granero renunció el martes pasado, luego de una larga serie de enfrentamientos e intentos por establecer una conducción bicéfala. Consultados por Página/12, sus voceros desmintieron ayer cualquier vinculación con el episodio de Mar de las Pampas. “Es una infamia. Los que hacen circular esas versiones son los mafiosos de siempre. Promueven el enfrentamiento y la desconfianza para garantizar el statu quo. Profundizan la bronca. Y los que se benefician son ellos, que no quieren que las cosas cambien”, explicaron cerca de Granero.
Ocaña tampoco cree en la versión que señala a su ex número dos. “Una cosa son las diferencias que teníamos en el PAMI y otra muy diferente es esto. Me parece absurdo”, aseguró la ex diputada. Y prefirió centrar sus sospechas en alguno de los perjudicados por los intentos para atacar los focos de corrupción anquilosados en la obra social, dominada durante años por un sistema de prestatarios digitados, sobreprecios en la compra de equipos y medicamentos y licitaciones poco transparentes. Al asumir, Ocaña había vinculado el sistema con el ex senador Luis Barrionuevo y el operador radical todoterreno Enrique “Coti” Nosiglia.
“Parece un mensaje mafioso, típico de las mafias que no quieren que reformemos el PAMI”, aseguró la ex legisladora. Y aportó un dato que refuerza la hipótesis: la semana pasada, Ocaña recibió un sobre que contenía una foto suya publicada en un diario, con un agujero en el centro de la frente.
Cualquier ensayo por transparentar el PAMI, por más dificultoso que sea, implica pérdidas millonarias para el viejo sistema. Con 11 mil empleados y 3 millones de afiliados, es la obra social más grande de Latinoamérica. Tiene un presupuesto de 3 mil millones de pesos, que alimenta una red de prestadores que emplea a 800 mil personas.
Ocaña llegó al PAMI en enero. Fue una decisión de Néstor Kirchner que –además de ubicar en un puesto clave a una dirigente importante del ARI– apuntaba a mejorar la imagen del PAMI luego de la cuestionada gestión de Juan González Gaviola y avanzar en el proceso de limpieza de la obra social. El 2 de junio, el Ejecutivo elevó al Congreso el proyecto de normalización elaborado por Ocaña, que apunta a licitar las contrataciones, transparentar el sistema de prestadores y bajar el precio de los medicamentos, que representan el 30 por ciento de la industria farmacéutica. “Esta historia absurda del secuestro es para asustarme, pero nosotros vamos a seguir adelante”, concluyó Ocaña.

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La directora del PAMI, Graciela Ocaña, se enteró del allanamiento el domingo por un vecino.
 
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