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Domingo, 27 de julio de 2003

Qué significa pensar

por Daniel Link

En “Lo sustractivo”, su prólogo a Condiciones, François Wahl cree que “debería excusarme, en rigor, por la dimensión que alcanzó este prefacio”. Es que Wahl, además de una de las grandes voces filosóficas de Francia, es un profundo conocedor de la dificilísima ontología de Alain Badiou, con quien ha mantenido diferencias a lo largo de “veinticinco años de trabajo en común”. Resulta sorprendente (y altamente saludable) que Badiou haya elegido, como introductor de esta necesaria recopilación de sus intervenciones sueltas, a alguien que puede argumentar alrededor de “al menos uno de los puntos sobre los cuales Badiou no me convence aún del todo o, lo que es más serio, donde parece estar en dificultades”.
El eje argumental que despliega Wahl al comienzo de su trabajo, por otra parte, no podría ser más atinado: se trata de comparar la filosofía tal y como Badiou la imagina con la versión de Gilles Deleuze (a quien el mismo Badiou le dedicó un librito hermoso, Gilles Deleuze, en el que su filosofía aparecía bien lejos de las versiones anarquizantes impuestas hasta entonces por sus seguidores).
Los escritos reunidos en Condiciones –sobre Lacan, Platón, Beckett, Mallarmé, Rimbaud, el amor y la matemática (varias de las obsesiones “históricas” de Badiou)– no son, en contra de lo que Wahl afirma, “en apariencia de lectura fácil”. Pero son, aun en su dificultad, fascinantes, porque ponen en el centro de la reflexión filosófica lo que Badiou llama las cuatro condiciones o procedimientos genéricos de la filosofía: la formulación matemática (el matema), el poema, la intervención política y el amor: “Antes de la filosofía”, escribe Badiou, “un ‘antes’ que no es temporal, existen las verdades. Estas verdades son heterogéneas, y proceden en lo real independientemente de la filosofía... Tales verdades responden a cuatro registros posibles, que Platón explora sistemáticamente. Los cuatro lugares plurales donde se apoyan esas verdades son la matemática, el arte, la política y el encuentro amoroso. Tales son las condiciones fácticas, históricas o prerreflexivas, de la filosofía”.
En un tiempo que declaró unánimemente su desprecio hacia la metafísica (por la vía de la hermenéutica heideggeriana, el marxismo o la analítica gramatical anglosajona), la recuperación del impulso ontológico (en la versión antiplatónica de Deleuze o en la platonizante de Badiou) no puede sino constituir un gesto subversivo, y es por eso que hay que agradecerle a Wahl la comparación entre dos éticas de lo radical como necesaria introducción a la obra de Badiou (y a Eduardo Lucio Molina y Vedia la cuidadísima traducción de este libro imprescindible).

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