El fiscal Walter Jurado hizo la primera imputación tras el siniestro en el laboratorio Apolo, hace más de un año y medio: Jorge G., de 64 años, fue acusado por el delito de lesiones graves culposas y estrago culposo agravado. Se trata del jefe de mantenimiento y foguista y del lugar donde explotó una caldera, y las alarmas estaban anuladas. Para la Fiscalía, el hecho tuvo que ver con "negligencia e inobservancia de los reglamentos y deberes a su cargo" cuando el lugar estaba en pleno funcionamiento. El hecho causó daños materiales en el laboratorio y domicilio de lindero ubicado en pasaje Dumont 2960 y lesiones graves a 5 personas en diferentes grados. "Se le reprocha conducta negligente e imprudente violando el deber de cuidado exigido para poner en funcionamiento la caldera en cuestión. Creando un riesgo en razón de no haberse encontrado en el laboratorio en el turno asignado al momento del hecho y no haberse encontrado personal habilitado como foguista, quien tiene la obligación del control de la caldera".

La acusación expresa además que el hecho ocurrió "por un descuido humano, al violar el deber de cuidado exigido para poner en funcionamiento la caldera". En la audiencia, el juez Héctor Núñez Cartelle pasó a un cuarto intermedio para decidir si acepta la imputación y luego se analizará una medida cautelar.

Por aquellos días, julio de 2016, las pericias dieron cuenta de que la explosión de la caldera del laboratorio fue por "acumulación de vapor". En tanto, la investigación, continúa por otras responsabilidades.