Para el especialista en juventudes Pablo Vommaro, profesor de la UBA, investigador del CONICET e investigador de CLACSO, la estigmatización y la segregación son dos fenómenos muy presentes en las juventudes actuales.

Consultado por Universidad acerca de cómo se produce la estigmatización Vommaro expresa que “las juventudes están muy miradas desde el espacio público, desde los medios de comunicación, la política, el mundo académico y la sociedad en su conjunto, a través de dos movimientos que a veces son pendulares y contradictorios: por un lado, la idealización de la juventud y por el otro, la juventud como depositaria de todos los males”.

¿Crees que en una sociedad donde la juventud es negativizada donde se define por lo que no es, -no trabaja, no es padre o madre-, la participación política y el compromiso con temas sociales les da a los jóvenes la posibilidad de afirmar su identidad?

Efectivamente, el espacio político es un ámbito de posibilidades de afirmación de la juventud negativizada, por un lado, y de la juventud estigmatizada y segregada por el otro. Hay una construcción de juventud, que es la juventud negada, que es definir a los jóvenes por lo que no son. Si bien cada vez discute más esta visión, con experiencias como el voto a los 16 años, sigue operando esta juventud negativizada en tanto “moratoria vital”, como una suspensión de vida, que no es niño ni es adulto, donde se valora a la juventud como un momento o un pasaje, como una preparación para el mundo adulto.

¿Considerás que las escuelas y las universidades constituyen espacios concretos que permiten que los jóvenes se pongan en acción en el presente más allá de lo que la sociedad pueda esperar de ellos?

El ámbito educativo es un ámbito ambiguo. Muchas veces expulsa al distinto, pero también es un ámbito de realización juvenil. Un espacio de diálogo y encuentro intergeneracional. Son ámbitos de producción de formas de ser, estar y presentarse socialmente que muchas veces logran alternativizar algunas tendencias hegemónicas.