La búsqueda (1985)

Juan Carlos Desanzo

Thriller con puteadas de Rodolfo Ranni que incluye retrato de una comunidad marginal que celebra una boda gay, mitad burla, mitad happening, que termina en razzia policial comandada por oficial con bigote cepillo insultando a los “maricones”. Lo gay aparece asociado al vicio, que no estaría tan mal si eso no fuese parte del mundillo que la película retrata como degradación total de la protagonista. El resto es Andrea Tenuta como justiciera de un relato melodramáticamente muy oscuro de venganza y destrucción familiar. El guión es de Lito Espinoza, quien también escribió esa película homo de la primavera democrática llamada Adiós, Roberto, que es la ilustración más cabal de la frase “yo tengo un amigo gay”.

Mi novia el... (1975) 

Enrique Cahen Salaberry

Susana Giménez es Dominique, “el travesti de América”, y Alberto Olmedo es un boludo atómico que va a espectáculos a insultarla a ella y a las maricas del cuerpo de baile. Y peor: el personaje apuesta con amigos que se conquista a “el” travesti y lo caga a trompadas. Pocas películas con un argumento que eleve tanto el nivel de transfobia. Así y todo, el personaje de Olmedo demuestra que es 100% patético y la travesti se impone en inteligencia; y aunque la cuestión termina nivelada para el lado de la justicia, todo el mal ya ha sido hecho. El título original era “Mi novia el travesti”, pero la censura de la época exigió puntos suspensivos porque esa palabra era impronunciable. El peluquín que usa Olmedo habilita el consumo irónico.

Atrapadas (1984)

Aníbal Di Salvo

No hay subgénero más lesbofóbico que las películas de cárceles de mujeres, con su obligatoria criminalización de las lesbianas. Esta no es la excepción, sino el muestrario completo de falopa, violencia y tortilleras. Pero hay tanta furia femenina desencadenada tras las rejas y fuera de ellas, gracias a la intensidad de las actrices, que esta película de sexploitation nativa se convirtió en un clásico trash instantáneo. Su máximo pico de parafilia es la escena scat de Leonor Benedetto meada por Camila Perissé: lluvia dorada, la fragancia esperada en toda tu piel. Una bendición.

Dios los cría (1991) 

Fernando Ayala

Con El jefe, adaptación al cine de la novela de David Viñas, Ayala fue un precursor en retratar las tensiones homoeróticas en un contexto de amistades viriles. En esta película, aunque se quiere construir una familia extraña, el personaje de Hugo Soto hace de un tipo con doble vida, que implica escapadas montada a una disco gay representada desde una modernidad perimida que parecía importar el estilo de falso drag de Tootsie para mezclarlo con cotillón vencido de fiesta de quince que intenta pasar por sexo fuerte. Es la última película de Ayala y casi la última de Hugo Soto, pero lejos de ser un testamento digno.

Atracción peculiar (1988)

Enrique Carreras

Homofobia al cuadrado: esta es una remake inconfesa pero evidente de Socios (1982), otra película homofóbica. Olmedo y Porcel hacen su última película juntos, recopilando cada uno de los clishés que hicieron célebre al dúo capocómico, ahora en plan ultramaraca. No falta nada: están Mar del Plata, la runfla célebre de actores de reparto, el travestismo ridículo, los decorados truchos, Adolfo García Grau, Beatriz Salomón, Silvia Pérez, Tincho Zabala, etc. En el contexto de una película con mar de fondo, se usa la metáfora de la tararira para referirse a la pija, en un humor genital que no da pez con bola.