Desde 2004, varios países celebran en mayo la Semana Mundial del Parto Respetado, una iniciativa de la Asociación Francesa por el Parto Respetado promovida por Unicef, la Organización Panamericana de la Salud y la Red Latinoamericana y del Caribe para la Humanización del Parto y el Nacimiento. En la Argentina, en agosto de 2004 se sancionó la Ley de Parto Humanizado N° 25.929 y en 2015 se reglamentó mediante el decreto N° 2035. 

Desde la reglamentación de la ley, la ciudad de San Antonio de Areco se convirtió en una de sus adalides, con la implementación del programa municipal Florecer, que busca generar conciencia en la comunidad y los profesionales de la salud acerca del derecho de las mujeres a decidir sobre sus cuerpos a la hora de dar a luz. 

“Trabajar en parto respetado en ciudades conservadoras como Areco, donde muchas veces las instituciones médicas tienen poder de anulación sobre el cuerpo de las mujeres, es complejo”, apunta la doctora Patricia Rosemberg, directora de Maternidad e Infancia del municipio que dirige Francisco “Paco” Durañona. 

“En un parto respetado pierde protagonismo el equipo de salud y lo gana la mujer”, continúa la médica, una de las especialistas en el tema más reconocidas en el país. “El parto es un hecho de la naturaleza: el equipo de salud tiene que estar para acompañar y asistir únicamente cuando sea necesario. La mujer tiene derecho a ser escuchada, a ser tomada en cuenta con sus opiniones, a estar acompañada durante todo el proceso del parto por quien ella quiera, a caminar, a gritar, a bailar, a parir en la posición que ella elija. La única forma de garantizar eso es que toda la sociedad se empodere.”

El programa Florecer tiene tres grandes ejes: la incorporación al sistema público de salud de profesionales con experiencia en partos respetados (durante los últimos meses se han sumado al personal de hospital local y los centros de salud obstétricas especializadas en el tema y se añadieron más guardias activas) y la capacitación y sensibilización sobre el tema para los trabajadores que ya forman parte de los equipos de salud del municipio; el trabajo con la comunidad buscando el empoderamiento de la mujer y la difusión de sus derechos a la hora de parir, con talleres periódicos y gratuitos sobre las maternidades y las paternidades, para que tanto mujeres como hombres puedan encarar la llegada de sus hijos de una manera diferente; y la instalación del programa en la discusión transversal sobre los derechos de las mujeres con su incorporación en el temario del Consejo Municipal de las Mujeres.

En ese marco, durante 2017 se acondicionó la sala de partos del Hospital Municipal Emilio Zerboni para hacerla más cómoda para las mujeres que dan a luz allí y se realizó el primer parto respetado por cesárea en ese nosocomio, el único gran efector de salud de la localidad. 

“La ley de parto respetado garantiza derechos porque vuelve a poner a la mujer como protagonista de sus acciones y al Estado y las instituciones de salud como garantes de ese derecho”, concluye la doctora Rosemberg.

El objetivo es que el parto se desarrolle de la manera más natural posible, sin intervenciones innecesarias, y con respeto por las decisiones de las mujeres.