La crisis financiera de las últimas dos semanas, que el Gobierno calificó de “turbulencia”, abrió varios interrogantes respecto de la salud de la economía argentina y las oportunidades de integración como mercado emergente. El economista jefe de la calificadora Moody’s, Gabriel Torres, afirmó ayer que “la presión para Argentina podría disminuir con la ayuda de una línea de crédito del Fondo Monetario Internacional”. No obstante, remarcó que “la turbulencia de las tasas de interés y el tipo de cambio han puesto en evidencia las debilidades estructurales de Argentina”. Por su parte, la consultora MSCI, que el mes próximo deberá definir si incluye a la Argentina en el índice de economía emergente respecto de la actual calificación de “frontera”, puso como condición necesaria –aunque no suficiente– para esa recategorización que el Gobierno no aplique controles al ingreso y egreso de capitales. 

El cambio de estatus a mercado emergente es esperado por el Gobierno. Si bien la reanudación de los controles de capital o de divisas no parece ser una iniciativa oficial para detener la volatilidad especulativa sobre la moneda, MSCI se anticipa y recuerda que “en 2009 fue una de las razones por la que Argentina fue rebajada a estatus de frontera”. 

El economista en jefe de Moody’s insistió que las debilidades de la economía argentina se mantienen: “Alta inflación, una fuerte dependencia de los flujos de inversiones y un pequeño mercado financiero y crediticio local”. “El debilitamiento del peso es negativo crediticiamente, dada la muy alta dependencia de Argentina de flujos de capital para financiar su déficit fiscal y el déficit externo en cuenta corriente”, agregó Torres.