El presidente estadounidense, Donald Trump,y el líder norcoreano, Kim Jong-un, llegaron ayer a Singapur, donde mañana a las 9 (esta noche en Argentina) mantendrán una histórica reunión en el Hotel Capella con el objetivo encontrar una solución al conflicto con Corea del Norte por su programa nuclear.

El primero en llegar fue Kim, que aterrizó en el aeropuerto Changi en un vuelo de Air China y fue llevado al hotel St. Regis, donde se alojará su delegación. Se trata de su viaje más largo desde que llegó al poder, en 2011. Poco después de aterrizar, Kim se reunió con el primer ministro de Singapur, Lee Hsien Loong, a quien agradeció que la ciudad-Estado seab la anfitriona de la cita. “El mundo entero observa esta cumbre histórica entre Kim Jong-un y los Estados Unidos de América”, dijo Kim en alusión al primer encuentro entre dos países enemistados durante siete décadas.  

Horas después, el Air Force One en el que viajaba Trump aterrizó en la base militar Paya Lebar. El presidente estadounidense fue recibido por el ministro de Exteriores del país, Vivian Balakrishnan, y después se trasladó al hotel Shangri-La, donde se hospedará durante su estancia en Singapur. Está previsto que hoy se reúna también con Lee Hsien Loong.

Trump llegó a Singapur directamente desde la reunión del G7 en Canadá, haciendo una breve parada en Creta. Durante el vuelo, anunció por Twitter que retiraba su apoyo al comunicado final alcanzado por el G7, al sentirse molesto por unas declaraciones sobre aranceles del primer ministro canadiense, Justin Trudeau (ver recuadro).

La reunión entre Kim y Trump será la primera en que un máximo líder norcoreano se entrevista con un presidente estadounidense en activo. Las conversaciones se centrarán en lograr un acuerdo sobre la desnuclearización de Corea del Norte, a cambio de un alivio de las sanciones económicas y diplomáticas que afectan a Pyongyang. 

Al partir en su avión el sábado, Trump dijo que iba de camino a “una misión de paz”, pero alertó de que no habrá otra oportunidad. “Confío en que Kim Jong-un quiere hacer algo grande por su pueblo”, afirmó, y añadió: “No volverá a tener esta oportunidad”. También insistió en que sabrá “desde el primer minuto” si Corea del Norte va en serio con su oferta de paz en base a su “toque” y su percepción de la situación.

La cumbre estuvo en vilo durante semanas después de que Trump la cancelara el 24 de mayo alegando la “abierta hostilidad” de Corea del Norte. Tras un mensaje conciliador de Pyongyang, el presidente anunció un día más tarde que se mantenía en pie. Luego siguió una frenética actividad diplomática para resucitar el encuentro, que incluyó una visita a Washington del negociador norcoreano Kim Yong-chol, quien entregó una carta personal de Kim al republicano.