Martha Rosenberg es médica psicoanalista, militante feminista y pionera de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito. Se enteró del resultado de la votación en Diputados cuando estaba por llegar al Congreso y está “contentísima” y esperanzada de que, después de tantos años de lucha, el proyecto que presentaron sea ley.

–¿Cómo vivió la jornada en el Congreso?

–Estuve en la calle todo el día, así que vi el debate en la carpa que había puesto la Campaña y después fui a los talleres que se organizaron. Estaba con mucha expectativa, siempre creí que se iba a aprobar. A la noche me fui a mi casa y estuve mirando el debate hasta que me quedé dormida. Cuando me levanté, salí corriendo al Congreso. El resultado de la votación fue una emoción muy fuerte que viví en el subte. La gente estaba siguiendo la sesión y se puso a gritar, yo grité. Y después atravesé la marea de gente para abrazarme con mis compañeras. Estoy contentísima. Esa imposible que no saliera después de todas las movilizaciones, las actividades, los pañuelazos que se hicieron en todo el país. El pueblo estaba del lado de nuestro proyecto y había un compromiso muy fuerte de la alianza transversal y pluripartidaria que se generó a través del debate. Logramos el compromiso genuino de gente que difiere muchísimo en sus posturas políticas e ideológicas. Es una conquista muy grande para el colectivo de mujeres.

–¿Qué expectativas tiene para el Senado?

–Seguimos en campaña, como siempre. Parece que vamos rápidamente a la votación del Senado y creo que también ahí se va a aprobar porque está el compromiso de los jefes de los bloques. El oficialismo necesita logros y medidas que lo ayuden a mejorar el clima de malestar y rechazo que generó y la oposición tiene que reivindicar algo que siempre se postergó, en especial el kirchnerismo, porque la izquierda siempre tuvo al aborto en su plataforma. Va a salir, aunque sea con algunos elementos que no son exactamente los que estaban en el proyecto original de la Campaña como, por ejemplo, la objeción de conciencia. No salió de la peor manera, pero sabemos que los sectores conservadores como la Iglesia y médicos van a hacer pie ahí para frenar la aplicación. Hay que ver cómo sale en el Senado, pero parece que se va a votar como está. Tenemos un plenario en unos días, que ya estaba pensado desde antes de la media sanción. Ahí vamos a evaluar logros y estrategias para decidir qué haremos.

–El trabajo no termina acá.

–Nuestra postura es que seguimos en Campaña. Hubo movilizaciones en las ciudades más grandes del país, en pueblos pequeños del interior, en ciudades del exterior. Todo esto se inscribe en un contexto internacional donde hay grandes movilizaciones de mujeres, del movimiento feminista. Formamos parte de un mundo donde aparecen objetivos políticos en común. Nosotras empezamos hace mucho tiempo, no es algo nuevo. Es un trabajo de muchos años, muchas conexiones. Luego se han ido agregando movimientos de mujeres, el NiUnaMenos, que ha logrado una convocatoria extraordinaria y en su última movilización le dio mucha importancia al proyecto para la legalización del aborto.

–¿Qué queda como aprendizaje de este proceso?

–Muchas cosas. Personalmente, son resultados de esta larga lucha que tiene más tiempo que la Campaña. El impacto del cambio cultural, de esas nietas que han participado de manera masiva y decisiva. Son formas políticas totalmente nuevas. Pero si hay algo que quiero destacar es el acierto que tuvimos cuando pensamos que la estrategia de la Campaña tenía que ser federal, democrática y plural. Fue un acierto adoptar un lema integral como “educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar y aborto legal para no morir”, además de incorporar a nuevos grupos, personas y redes que aportan más fuerza y energía a nuestro objetivo.

Entrevista: Ludmila Ferrer.