Luego de egresar del Colegio Nacional de Buenos Aires, Pedro Bekinschtein estudió Ciencias Biológicas en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires (UBA). Allí, optó por la orientación en Fisiología y Biología Molecular hasta que, en 2001, logró recibirse, año demasiado difícil para pensar en futuros posibles. 

Aunque muchos de sus compañeros decidieron realizar estudios de posgrado en el exterior, Pedro optó por quedarse. En aquel entonces, escaseaban las oportunidades, por lo que su apuesta debió parecer algo extraña. Sin embargo, el destino estuvo de su lado y consiguió una de las pocas becas CONICET que se otorgaban por esos años, hecho que le permitió realizar un doctorado en neurociencias y estudiar incansablemente los mecanismos biológicos de la memoria. 

Logrado el objetivo, se embarcó en estudios de posdoctorado en la Universidad de Cambridge con el tema de la memoria siempre entre ceja y ceja, pero esta vez profundizó aún más sobre los mecanismos del establecimiento de los límites entre los distintos recuerdos.  

Hoy, Pedro Bekinschtein es el co-director de la maestría en neurociencias de la Universidad Favaloro y sigue desvelándose por los laberintos de la mente en su labor diaria: además de publicar dos libros, 100% cerebro y 100% memoria, es miembro de la Asociación Civil Expedición Ciencia, desde donde combate los prejuicios que establecen que la ciencia es difícil y sólo para unos pocos privilegiados. 

En diálogo con Universidad, conversó sobre estos temas y sobre el rol de la educación pública a la hora de despertar vocaciones científicas desde la infancia. El objetivo: fomentar la curiosidad y transformarla en herramienta del pensamiento crítico. 

¿Sos de los que piensa que la ciencia está presente en todas las situaciones de la vida cotidiana?

Sí, porque todos los desarrollos de la humanidad tienen algún componente de algo que en algún momento se estudió desde la ciencia fundamental y básica, y no tanto desde la aplicada. Ni hablar sobre todo lo que tiene que ver con la salud. Todas las pastillas o cualquier cosa que tomamos por el dolor de cabeza tiene una cantidad de años de desarrollo científico atrás que es impresionante. Pero creo que no se es consciente de eso. Las personas, en general, no somos conscientes de esto, pero la ciencia existe en todos los aspectos de la vida humana. 

¿Se puede motivar la vocación científica en los jóvenes? ¿El Estado debe apostar a ello?

El tema con la ciencia viene desde que los chicos son muy chiquitos, desde el jardín, donde no se fomenta el aprendizaje de herramientas científicas y se promueven prejuicios sobre la ciencia: es difícil y es para los que son más inteligentes. Eso parte de un prejuicio social que existe sobre la ciencia. En realidad, si uno aprende a pensar científicamente, después las naturaliza y las utiliza, y genera esquemas mentales que sirven para otras cosas. También hay falencias en la formación de docentes en ciencia, tienen los mismos prejuicios. 

En mi experiencia, desde la Asociación Civil Expedición Ciencia, veo que los chicos naturalmente son científicos, pero a medida que crecen, por todos estos prejuicios que hay sobre la ciencia, los convencen de que no lo son. 

Los chicos son naturalmente curiosos y científicos, se preguntan cosas todo el tiempo, ponen a prueba sus hipótesis y van descubriendo cómo funciona el mundo. Esto es muy distinto a pensar la ciencia como una ecuación o una persona que te explica, desde un pedestal, cómo funcionan las cosas. La ciencia tiene mucho más que ver con las preguntas que con las respuestas. Uno de los desafíos es fomentar esa curiosidad y transformarla en herramientas de pensamiento científico desde muy chiquitos, y luego trasladar eso a todos los niveles educativos. Si la ciencia está en todos lados, la ciencia también es para todos. No quiere decir que todos vayan a ser científicos después, pero sí que todas las personas puedan tener herramientas de pensamiento científico. 

Ahora estamos viviendo un ejemplo clarísimo escuchando a los expositores en el Senado sobre el proyecto de Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE). Se están diciendo muchas mentiras sin aval científico y, para un científico, es fácil detectar cuando alguien está mintiendo o cuando está diciendo algo que no tiene validez científica. Pero para otros, probablemente no. Seria bueno que todas las personas tuvieran herramientas para poder detectar esas mentiras. Lo de Albino fue muy evidente, pero hay otros oradores que han dicho barrabasadas, cosas menos obvias, y uno debería tener un pensamiento crítico respecto a eso. 

En la discusión sobre la IVE, la ciencia es muy importante porque está muy asociada a la salud pública, tiene herramientas que te permiten determinar qué políticas públicas son efectivas para mejorar la calidad de vida de los ciudadanos y qué otras no lo son. La manera de saber si las políticas funcionan, es utilizando métodos científicos. Por eso, me parece importantísimo transmitir cómo es que sabemos lo que sabemos y por qué las proyecciones que tienen los que están en contra no son ciertas. 

¿Cuál es el rol de la educación y el de la universidad en nuestra sociedad? 

Fui al colegio de la universidad pública y estudie en la universidad pública. Pero veo que, muchas veces, la universidad suplanta déficits educativos que se arrastran desde los otros niveles de educación. Lamentablemente, muchas veces la universidad tiene ese rol. 

No sé si el título es lo más importante que te da la universidad. Te da otras herramientas que tienen que ver con encontrarte con el estudio, con  el pensamiento. No es lo mismo si alguien pasó por la universidad que si no pasó. Te enfrentas con desafíos que no tenías antes. La universidad pública es desafiante, la UBA más que ninguna otra por su magnitud, por la cantidad de alumnos y docentes que tiene. Ahora hay universidades nacionales más chicas que permiten otro tipo de relación con los docentes, que me parece que está buena. Una cercanía que la UBA no tiene. Estas universidades, más pequeñas, descentralizadas y con un rol social, permiten el acceso a personas que antes tenían que atravesar toda la ciudad para ir a la universidad. 

Cumplen un rol importante en acercar la educación a personas que, de otra manera, no les llegaría. Cumplen un montón de funciones: fomentar y brindar herramientas de conocimiento, enfrentarse con desafíos e integrar a esas personas. La universidad cumple un papel importantísimo en la integración multicultural, que favorece pensamientos creativos. Te sacan un poco de la caja. 

Estudiás la memoria: concepto fundamental en nuestro país. Como sociedad, ¿considerás que es necesaria la memoria para emprender los desafíos del futuro?

Sí, la memoria, conceptualmente y desde la función adaptativa que tiene para los seres vivos, tiene más que ver con el futuro que con el pasado. El cerebro es, básicamente, una herramienta de predicción. Las experiencias del pasado te ayudan a predecir los posibles caminos que pueden aparecer en el futuro y así estar más preparados. Cumple ese papel, esa función de llevarte a viajar hacia el futuro. 

Por otro lado, la memoria es la construcción de la sociedad. Lo que se recuerda suelen ser los discursos dominantes, entonces, también la revisión histórica es importante porque te ayuda a poner en perspectiva. No siempre lo que uno recuerda es lo que pasó, de hecho, nunca es así. Lo mismo que pasa a nivel individual pasa a nivel colectivo. Las sociedades recuerdan los relatos, entonces, la reconfiguración en la memoria social tiene mucho que ver con quienes estudian historia y con la universidad. Es muy importante para revisar la historia y ver qué puede pasar en el futuro, pero con un pensamiento más critico.