La detención de Héctor Alberto Zabaleta, hombre de confianza de Paolo Rocca, CEO del Grupo Techint, llevó a la causa de los cuadernos a un nuevo nivel. Techint es el principal grupo empresario argentino, más allá de que su centro internacional esté en un paraíso fiscal y la mayoría de sus inversiones estén fuera del país.

Zabaleta figuraba como tantos otros empresarios en las fotocopias de los cuadernos Gloria que catapultaron a la fama el remisero Oscar Centeno. Pero curiosamente no apareció en las primeras detenciones ordenadas por el juzgado y ni siquiera en los llamados a indagatoria que se conocieron poco después. En la primera ofensiva, Techint solo fue alcanzado por una orden de allanamiento. El cuidado no fue solo judicial: las nueve visitas que según el chofer habían realizado Roberto Baratta y otros ex funcionarios del Ministerio de Planificación al edificio del Grupo Techint no figuraron tampoco en la extensa cobertura que el diario La Nación, por entonces el único medio con acceso completo a las fotocopias.

Tuvieron que llegar esas copias a otro medio para que salieran a la luz las menciones al Grupo Techint. A partir de ese momento, con menos focos que el resto de los empresarios acusados, la historia comenzó a aparecer, hasta que se llegó a la detención del destacado ejecutivo.

En el medio, el Grupo difundió un comunicado donde se preocupó por resaltar que colaboraba con la justicia, entregando todo lo que le fue solicitado, y que iniciaría "una investigación interna como hacemos siempre en estos casos". También destacó que su rol en la obra pública argentina en el período 2004-2015 “fue menos del 1 por ciento del total nacional y muy por debajo de la capacidad técnica y el potencial de la empresa”.

Más allá del evidente esfuerzo por tomar distancia, Zabaleta, de 72 años, fue detenido en su casa de Villa Devoto (Pareja 4375). No es la primera vez que enfrenta problemas en la justicia. Hace dos años un equipo de fiscales italianos le atribuyó ser el encargado de administrar, a través de cuentas suizas y sociedades offshore, el dinero negro que la compañía dedicaba a pagar "propinas", como se denomina a las coimas en Brasil.

La periodista Emilia Delfino, de Perfil, logró comunicarse con él al día siguiente del allanamiento realizado en el edificio que Techint tiene en la calle Della Paolera, en Retiro. "Durante el allanamiento preguntaron por dos Héctor , los de la compañía me avisaron: 'Ojo que vinieron, allanaron y preguntaron por vos y por otro'", le dijo Zabaleta a Delfino, quien recordó que el nombre del ejecutivo ya había aparecido en 2007, durante el caso Skanska, "mencionado como el supuesto responsable de ejecutar el pago de coimas a funcionarios de La Pampa para garantizarle a la compañía el contrato del acueducto del Río Colorado".

Habrá que ver qué camino toma ahora la estrategia del Grupo Techint. Lo que no cabe duda es que con su incorporación a la causa, que ya cuenta también al Grupo Macri en un rol destacado, el impacto económico y político del escándalo cambia de pantalla. Techint nunca pasa desapercibido.