Hasta el lunes 17 de septiembre de este año, se reciben proyectos para el septuagésimo segundo (72º) Salón Nacional de Rosario que organiza el Castagnino + Macro, la institución que fusiona al Museo Municipal de Bellas Artes Juan B. Castagnino y el Museo de Arte Contemporáneo. Las obras seleccionadas se expondrán o transcurrirán en el Macro (Bulevar Oroño y el río), donde podrán verse a partir del 16 de noviembre. El 30 de ese mes, se darán a conocer allí los proyectos premiados.

Para esta edición se constituirán dos jurados. Primero, uno de selección, integrado por Lara Marmor, Carina Cagnolo y Nicolás Cuello, los resultados de cuya deliberación se publicarán el 10 de octubre. Luego se formará un jurado de premiación que incluirá a los tres mencionados más un concejal, un representante de la Secretaría de Cultura y Educación de Rosario, un integrante de la Fundación Castagnino y a Raúl D’Amelio, director del Museo Castagnino + Macro.

El jurado de premiación elegirá las dos obras que integrarán el patrimonio municipal y los proyectos ganadores de los cuatro premios estímulo. Se sumará un premio del público, que resultará de una votación desde la apertura hasta una semana antes del cierre.

El Premio Salón Nacional de Rosario otorgado por la Municipalidad de Rosario consta de unos tentadores $180.000; el Premio Colección del Ministerio de Innovación y Cultura de la Provincia de Santa Fe, de $90.000. En ambos casos el Museo compra la obra. Y cada Premio Estímulo (dos por la empresa Fundar y dos por la Fundación Castagnino) aportará $40.000 para el desarrollo del proyecto elegido.

Para este año se han planteado tres innovaciones. Se abre un nuevo espacio institucional, el Gabinete, concebido como “un modo de abordar problemáticas y debates actuales, sensible a los cambios y transformaciones de la sociedad contemporánea”, informan desde el Castagnino+Macro. La investigadora Adriana Armando será la curadora elegida para realizar por invitación la selección de artistas que integrarán el Gabinete. En colaboración con el equipo del Museo, la curadora trabajará el rol de la mujer en el arte contemporáneo y la presencia de artistas mujeres en las colecciones públicas.

Este año también se presenta Archivo-Salón, un nuevo espacio de investigación que incorpora documentación y registros que permitirán realizar un recorrido histórico sobre los salones. Además se editará una publicación que incluirá los textos escritos por el jurado.

El Salón Nacional de Rosario viene siendo un espacio de visibilidad tan innovador como polémico, donde se expresan tensiones del campo del arte argentino. El público espera que el Salón Nacional sea representativo. Se espera que sea lo suficientemente federal, que contenga equidad de género, que represente a las artistas mujeres y también a artistas de orientaciones e identidades sexuales no mayoritarias, además de que refleje las nuevas tendencias sin dejar de lado las técnicas tradicionales. El año pasado se eligieron obras de una abrumadora mayoría de artistas jóvenes, siendo contados con los dedos los expositores de más de 50 años. Esa discriminación generacional es una tendencia en todo el campo del arte argentino, y el Salón la puso en evidencia de un modo alarmante. Otra pregunta es hasta dónde está dispuesto un jurado a tensar las categorías estéticas vigentes para incluir producciones que excedan la idea de lo bello o muestren una belleza diferente. La atención reconcentrada, la casi unción meditativa con que los espectadores asistieron el año pasado a la premiada performance Danza de apareamiento del sábalo de río, del artista rosarino Wladimir Ojeda, habla de un público abierto a las innovaciones y capaz incluso de correr a la vanguardia por izquierda.

Los riesgos que el Museo se dispone a correr para sostener un proyecto quedaron a la vista en un caso límite, cuando el Salón Nacional en su edición 2011 otorgó uno de los Premios Estímulo a un proyecto de la artista tucumana Belén Romero Gunset, especializada en performances de alta resistencia. Titulado Disciplina, el proyecto consistió en que la artista viviera en el museo una vida cotidiana híper regulada y registrada por ella misma, haciendo de su propia existencia expuesta en parte al público el material mismo de la obra. La infraestructura del Macro debió adaptarse a este desafío singular.

Por todo esto es que el certamen se formula expresamente como “una instancia de apoyo a artistas en pleno desarrollo y también de reconocimiento a autores de todas las generaciones”. Viene innovando sus formas de inscripción y selección para ampliar efectivamente la participación a artistas de todo el país, ensayando el seguimiento de obras para garantizar que incrementen realmente el valor de la colección y alentando a los jurados a transparentar sus decisiones.

Lara Marmor es Licenciada en Artes por la Universidad de Buenos Aires y curadora independiente. Es profesora en el Programa para Artistas de Universidad Torcuato Di Tella y de Proyecto curatorial I, II y III en la carrera de Curaduría de la Universidad Nacional de las Artes. Carina Cagnolo, curadora independiente, es titular en la Facultad de Artes de la Universidad Nacional de Córdoba y en la Universidad Provincial de esa provincia. Nicolás Cuello es profesor de Historia de las Artes por la Universidad Nacional de la Plata. Es Becario Doctoral del CONICET, docente en la Universidad Nacional de las Artes y secretario de la Cátedra Libre “Prácticas Artísticas Políticas Sexuales”. Es miembro asesor del Programa de Memorias Políticas Feministas y Sexogenéricas del CeDInCI/Unsam. Las bases pueden consultarse en http://salonnacional.castagninomacro.org/.