Lorena Suárez es comunicadora social y trabaja desde el 2005 en el tema del Riachuelo, pero fue en el 2012 cuando se le ocurrió la idea de escribir un libro para chicos y contar la historia de cómo se llegó a este nivel de contaminación tan alarmante. 

“La Garza Carlota quiere pescar en el Matanza-Riachuelo. ¿Podrá?”, es el título del libro que, según su autora, es un material de lectura para las nuevas generaciones, que son las que “van a tener que tomar la posta y hacer algo por el río”.

–¿Cómo surgió la idea el libro?

–Vengo trabajando en el tema del Riachuelo desde el año 2005. Cuando pasé a trabajar en Acumar, en 2012, surgió la necesidad de armar un área educativa y hubo que armarla de cero, porque no había nada específico sobre el río y la idea era trabajar en una campaña educativa que tuviera como eje algunos materiales. De ahí surgió la idea de desarrollar dos personajes, la garza y el tortugo, dos especies que siguen prevaleciendo en la cuenca, y a partir de esos personajes contarles a los chicos la historia del río y de cómo llegó al estado actual. 

–¿Cómo contaste la historia?

–Es un diálogo entre estos personajes, la tortuga, que representa la sabiduría y es la que sabe la historia de lo que pasó, y la garza, que representa al niño que está leyendo el cuento. Ese niño imaginario que se angustia por lo que pasó, que quiere saber, que se pone ansioso y que por eso lleva el título de “La Garza Carlota quiere pescar en Matanza-Riachuelo, ¿Podrá?”. Es una pregunta, el libro es una invitación a responder esa pregunta. Y les explica a los chicos qué pasó. ¿Por qué no se puede pescar? ¿Por qué no se puede remar en el Riachuelo? La idea fue crear a través de estos personajes un material atractivo que los docentes pudieran tener en las aulas, y que pudieran trabajar con los chicos a partir del relato. Y ese relato me fue llevando a crear estos personajes y a imaginarlos. 

–¿Y por qué te interesó escribir sobre este tema?

–Esto se hizo en el marco de Acumar, pero me surgió la inquietud por el trabajo que vengo haciendo hace mucho sobre el río. Mucho tiempo fui guía de navegación en el Riachuelo, entonces llevaba a navegar a muchos chicos,  incluso cuando trabajaba en la Fundación por La Boca, que era una ONG y que también trabajaba con el tema. Aún no existía Acumar. 

–¿Y cómo estaba el río en ese entonces?

–El río estaba en un estado tremendo y la fundación hacía actividades educativas y los chicos preguntaban cosas como “si me caigo al río, ¿me muero?”, “¿se puede navegar?”. Muy asombrados por lo que veían y observaban. Entonces a partir de ahí fui recogiendo en intercambio con los chicos en el río, las preguntas que hacían, las inquietudes, qué les importaba, todo eso como que en mi inconsciente lo fui registrando, recibiendo y un poco traté de volcar todas esas preguntas y esas repuestas imaginarias de los chicos a través del río. 

–¿Y cuál es la intención del libro?

–Que quede un material de lectura para estas nuevas generaciones que van a tener que tomar la posta y hacer algo por el río, terminar de recuperarlo y cuidarlo, nosotros no vamos a poder ver su recuperación.