La crisis de principios de siglo, en la que el FMI tuvo un rol crucial, despertó en Noemí Brenta la curiosidad por conocer cuál había sido el vínculo histórico entre Argentina y ese organismo multilateral. Para su sorpresa, nadie había escrito esa historia, por lo que su tesis con la que obtuvo el doctorado en Economía de la UBA con medalla de oro, fue “Argentina atrapada. Historia de las relaciones con el FMI 1956-2006”, libro que fue actualizado en 2014 bajo el título Historia de las relaciones entre Argentina y el FMI (Eudeba). El último capítulo, aún no incluido en el libro de Brenta pero inaugurado por la Alianza Cambiemos pocos meses atrás, ya tuvo su primer fracaso, lo que obligó al gobierno a hincarse por una nueva oportunidad. Brenta señala a Cash que “el acuerdo fracasó principalmente por su diagnóstico equivocado, que responde al enfoque ortodoxo compartido por el gobierno y el FMI, con la premisa básica y falaz de comparar un país con una economía hogareña, sosteniendo que la crisis se debe al mayor gasto sobre los ingresos. Eso llevó a una medicina equivocada, aunque no ingenua, de reducir el consumo popular, el gasto público y hasta la inversión del Estado, lo cual siempre exhibió resultados catastróficos, aquí y en el mundo”. 

Brenta sostiene que el nuevo acuerdo con el FMI “es más de lo mismo”, por estar basado en el tradicional “déficit cero”, con lo que afirma que “si no ponen como mínimo un control de capitales y algún tipo de regulación cambiaria que limite la pérdida de reservas del Banco Central, y restauran también el plazo razonable para que los exportadores liquiden las divisas, solo se estará comprando tiempo para estirar las dificultades de pagos internacionales, e incluso a cambio de profundizar la recesión”.

Ortodoxia

¿Cuál es el problema principal del país?

–Con tanta pobreza y capacidad industrial subutilizada, el problema no es de exceso de gasto, sino las dificultades para afrontar los pagos internacionales, multiplicados debido a la deuda en moneda extranjera que tomó el gobierno, al enorme déficit comercial, y a la salida de divisas por distintas razones, entre las que se destacan las inversiones financieras especulativas”.  

¿Hay un FMI distinto al de 2001?

–Las recetas son las de siempre. El FMI está haciendo una ingeniería financiera para que el gobierno llegue al 2019, al punto que puede llegar a permitir al gobierno ser un poco expansivo el próximo año. Luego culpará de la explosión al gobierno que siga, por supuestamente no haber continuado con su programa de súper ajuste.

¿El acuerdo debió pasar por el Congreso?

–Ningún acuerdo stand-by pasó por el Congreso, porque si bien el Poder Legislativo debe aprobar el endeudamiento externo, esos pactos no son técnicamente un préstamo, sino una autorización para retirar un determinado monto a cambio de un aval, el cual luego se recompra. Eso no implica que los argentinos no podamos por lo menos ver el acuerdo firmado, ya que el mismo se mantiene en secreto.

¿Toda la historia fue igual, o en algún momento tuvo utilidad Argentina su vínculo con el FMI?

–La historia es muy reiterativa, con gobiernos ortodoxos que buscan sostener la apertura económica y financiera, entran capitales, sobre todo, en forma de deuda y se aprecia la moneda, por lo que suben las importaciones y se generan crisis en la balanza de pagos y en la cuenta corriente, entonces los capitales se asustan y huyen, por lo que se convoca al FMI, que solo profundiza el endeudamiento y el ajuste.

Stand-by

¿Las políticas macristas conducían inevitablemente al rescate del FMI o había otra alternativa para evitar el default?

–Creo que había otra alternativa, en principio porque no creo en el pensamiento único, y luego porque estaba la posibilidad de haber puesto un control de cambios para resguardar las divisas, complementada con alguna operación con bancos locales. Pero evidentemente su cercanía con el FMI los llevó a formalizar este acuerdo, que creo que se fue armando mucho antes de las corridas cambiarias, porque todos veíamos como desde 2016 aumentaba el déficit de cuenta corriente y la creciente necesidad de financiamiento, con lo que dudo de que haya sido de la mañana a la noche, como lo presentaron.

¿Por qué razón no recurrieron entonces al FMI desde un principio?

–El desprestigio del FMI es muy alto, los planes stand-by siempre terminaron en grandes crisis socioeconómicas, con lo que no es raro que el 70 por ciento de los argentinos lo rechace. Y ellos no tenían necesidad de pagar el costo político, teniendo abiertos todos los mercados de deuda. Por eso creo que nunca descartaron la opción del FMI, pero lo reservaron para un momento en que pudieran justificarlo.

Los presidentes que rechazaron o plantearon reparos al FMI fueron Perón, Illia, Alfonsín y los Kirchner ¿Cuáles fueron sus diferentes argumentos?

–Illia hizo campaña electoral contra el FMI, y cuando asumió no renovó los acuerdos. Pero en 1965, debido a presiones del establishment y a los vencimientos de deuda, cedió y, si bien no firmó un stand-by, acordó algunos puntos con el FMI, lo cual provocó un fuerte enfriamiento de la economía. Alfonsín tuvo su mayor pelea a través de su ministro Bernardo Grinspun, que era muy opositor al FMI. Pero como Illia, Alfonsín era más político y componedor, pedía comprensión en los foros internacionales, e incluso escribió un planteo unilateral no consensuado con el FMI, que obviamente el organismo rechazó, y finalmente también tuvo que ceder. Perón en cambio fue muy directo, decía que el FMI era un engendro putativo del capitalismo manejado por Estados Unidos, y lo cierto es que las políticas peronistas eran opuestas a las del FMI, desde las restricciones a las inversiones extranjeras hasta el tipo de cambio múltiple, entre muchas otras. 

¿Y Kirchner?

–Néstor Kirchner en 2004 anunció la suspensión del acuerdo, ya que para mantener congeladas las tarifas de servicios públicos y reestructurar la deuda sin intervención del FMI, no podía sostener el vínculo. En 2006 paga toda la deuda y entonces también se despacha y dice que los intereses del FMI son opuestos a los de la Argentina, que nos vienen condicionando y que romper con este organismo es sacarse una mochila de encima.   

Escenarios

¿El costo de salir del acuerdo es mayor a mantenerlo?

–Depende mucho del escenario interno e intencional. El FMI representa la coordinación del sistema financiero internacional y puede limitar varios tipos de operaciones internacionales, pero si hay un banco para los Brics se podrían ver alternativas. De hecho Grecia intentó en algún momento de su crisis financiarse con China en lugar del FMI, pero finalmente el Tesoro de Estados Unidos se comunicó con el país asiático para frenar ese avance. De todas formas, lo habitual es que un acuerdo con el FMI sea por un déficit transitorio del balance de pagos, y no se suele renovar. Lo anormal es lo de Argentina, que vive tantos años con el FMI.

¿Existió algún país que comenzó a desarrollarse a través del FMI?

–He leído mucho al respecto y no tengo ningún registro de un país al que le haya ido bien con Fondo. Sí en cambio de que hayan crecido sin el Fondo, como Corea y Malasia, que no siguieron sus imposiciones y les fue mejor, o el caso nuestro. Algunos señalan que las economías socialistas en transición, que se vincularon al FMI para construir sus instituciones económicas de mercado, tuvieron casos exitosos, pero desde mi punto de vista no se debió al Fondo, sino a muchas otras causalidades. De hecho, el FMI reconoce en sus evaluaciones que sus políticas son recesivas. Además, la cuestión es cómo se distribuye ese costo, ya que habitualmente el beneficio se inclina en favor del capital trasnacional y financiero. 

¿El FMI es simplemente el gendarme de las finanzas internacionales o existe una visión ortodoxa que considera que esa es la vía para resolver problemas de desarrollo?

–Ellos tienen una autonomía muy acotada, están muy influido por el Tesoro norteamericano, no de casualidad el Fondo tiene sede en Washington. Estados Unidos tiene además capacidad de veto y de establecer agenda. Por ejemplo, el Congreso de Estados Unidos puede sancionar leyes que instruyan al Tesoro para que, a su vez, ordene al FMI alguna sanción, que puede ser positiva en el caso de violaciones a los Derechos Humanos y otras no tan buenas como convertirse en gestor de bancos acreedores o castigar a países con políticas proteccionistas. De todas formas, es cierto que también existe en este organismo una ideología ortodoxa bajo la lógica del mercado como asignador de recursos, que viene junto con el paquete de la flexibilización laboral, y la apertura comercial y del mercado de capitales. Así que estos intereses económicos y estratégicos van de la mano con su ideología. 

¿El FMI actúa como un banco?

–Por otro lado, como todo banco, el FMI debe colocar sus fondos, porque sus ingresos dependen en gran medida de los intereses que le cobra a los países a los que le presta, por lo que cuando en la década anterior los países fueron cancelando sus prestamos, el organismo bajo sus ingresos de 2000 a 500 millones de dólares.

¿Cuál será el recorrido económico y social con el FMI?

–Lo que veo es más pobreza, más concentración del ingreso, menos soberanía, y pérdida por privatización de bienes estatales,como los grandes bancos públicos y los recursos naturales estratégicos. También más caída del PIB o un crecimiento muy inestable, ya que basarse en comodities es subirse a una montaña rusa que depende de factores que no controlamos, y lo que sí controlamos, como las tasas, se aplican recesivamente. Al gobierno que siga se le va a ver muy difícil, y no se si antes o después habrá un estallido social, pero espero que no, porque los muertos siempre los pone el campo popular

@Jblejmar