Mariano Otero es de los que conciben sus discos como una forma de llegada. Algo así como la recalada de un camino creativo en el que las instancias de prueba y error y el tiempo van depurando ideas y estilo, entre búsquedas y transformaciones. Mucho de eso pasó antes de que el bajista, compositor y arreglador comenzase a grabar lo que terminó siendo Danza, el álbum que presentará el hoy y mañana a las 21 en Thelonious (Nicaragua 5549), junto a una orquesta integrada por algunos de los más calificados músicos de la escena del jazz local. “Hace dos años comenzamos a trabajar en este proyecto, y desde entonces tocamos mucho en vivo y amasamos bien el repertorio, de manera que cuando entramos a grabar estábamos muy afilados, familiarizados con la música y con la idea de lo que queríamos. Eso resultó fundamental para el resultado que logramos”, explica Otero a PáginaI12.

Música y arreglos propios articulan el disco de Otero. Música que compuso y arregló pensando en una orquesta integrada Patricio Carpossi en guitarra, Sergio Verdinelli en batería, Juan Cruz de Urquiza, Richard Nant y Sergio Wagner en trompeta y flugelhorn –Wagner toca además el corno francés–, Juan Canosa en trombón, Rodrigo Domínguez saxo tenor y soprano y Ramiro Flores en saxo alto, además de él mismo en bajo eléctrico. “Primero armé el grupo, convoqué a estos músicos que conozco bien y que admiro desde siempre, compañeros de ruta en muchas ocasiones. Recién ahí, con el grupo en movimiento, me puse a componer y a arreglar la música. De esta manera el resultado musical está sustancialmente direccionado a las características de cada integrante de la orquesta”,  explica Otero. “Cuando escribís para músicos de este nivel de versatilidad, naturalmente vas dejando espacio para que cada uno pueda dar lo mejor. La música está trabajada con ellos, dos años tocándola, moviéndola, estirándola y buscando esa idea de ‘danza’ que fue lo que me movió para comenzar este proyecto”, agrega Otero.

Danza es un disco abundante y potente. Su música se mueve entre numerosas referencias y derivaciones, y está muy bien tocada. A lo largo de 16 temas en los que distintas influencias se agitan entre el fondo y el frente, Otero logra articular la variedad apuntando a la unidad estilística. “Respecto a lo que hago y a lo que me gusta hacer, hay una idea sobre la que hace tiempo vengo reflexionando. Tiene que ver con las etapas de estudio y cómo lo que se aprende se asimila al idioma musical de cada uno. Es como si en esos procesos se fuera dando forma a una idea propia de música, que me gusta pensar como un folklore personal.  Después de años de formación, de práctica, de trabajo, siento que estoy atravesado por una gran cantidad de información artística y estética, que en estos tiempos de la comunicación resulta exuberante. Somos la suma de esas cosas, que se van sintetizando y delineando un estilo, un folklore. Dentro de esa idea, me pareció apropiado pensar mi música en términos de danza. Así la transcribo y la comunico. Siento cada invención como una danza”, explica Otero, que ubica las fuentes de su folklore personal entre Led Zeppelin y Jimi Hendrix, Los Beatles y Michael Jackson, Prince y el hip hop, además de Coltrane, Miles, Mingus y más allá Debussy, Schumann y Ligeti.

Después de Umbral de mí (2015), un disco hecho de canciones que de alguna manera marcó un inciso aparte en su producción, Otero regresa a la música instrumental con un trabajo de temas propios. “Los cambios se producen en función de los proyectos que abordo, que son siempre muy variados. Hace tres años grabé un disco con canciones, que fue el resultado de un proceso de trabajo que quise mostrar. Ahora quiero mostrar un disco de jazz rock, si se quiere, pero queda claro que es mi noveno trabajo personal y que todo lo que pasó antes se decanta en este”, asegura el bajista, que más allá de su presencia en los ámbitos del jazz con una discografía atractiva, supo colaborar con artistas de los más variados estilos, desde Liliana Herrero hasta Luis Alberto Spinetta, además de León Gieco, David Lebon, Charly García, Iván Noble, Luis Salinas, e integrar en la actualidad la banda de Fito Páez.

A partir de dinámicas que de alguna manera remiten a las del concerto grosso barroco, en Danza Otero contrapone un power trío en la base con una rica y virtuosa fila de vientos. Sin piano, la orquesta traslada su centro al trío con batería, bajo y guitarra. “Pensé en un orgánico que no ocupara tanto espacio armónico y que además tuviera versatilidad tímbrica. El bajo con la guitarra y la batería como base me pareció una buena combinación, sobre todo para permitirle a los vientos una dimensión diferente. En algunos casos compuse un riff para la base, de manera de establecer contrastes con la identidad de las melodías y abrir espacios para texturas distintas. En definitiva, el carácter melódico de las composiciones es importante, ahí se define mucho de lo que caracteriza a la música de Danza”, asegura Otero, que para este disco no apeló al contrabajo, instrumento que caracteriza muchos de sus disco anteriores. “Toqué el bajo eléctrico en todo el disco. Usé tres bajos diferentes, de acuerdo al sonido que necesité, que tenía que ver con otra búsqueda, con salir de mi zona de confort y probar desde un lugar menos obvio, al menos para mí”, agrega el músico.

“La guitarra también cumple una función importante, no solo en la dinámica y el color de la orquesta, sino además en la concepción de la música. Muchos de los temas los compuse con la guitarra y esos se nota. ‘Bananas’, ‘Un hoy’, ‘Pop’ y ‘Radiohead’ nacieron desde la guitarra, y tienen una raíz muy distinta a ‘Rastalo’ o ‘Sinin’, por ejemplo, que compuse desde el piano”, explica Otero, que cuenta también que grabó el disco en su propio estudio y además realizó videos de la mayoría de los temas. “Filmamos los temas tocados en vivo en el estudio con una sola cámara con lente macro. El resultado es muy fresco, muy sugestivo. Los videos ya están circulando por las redes”, anuncia Otero con el mismo entusiasmo con el que habla de su música y de la presentación de su nuevo disco. “En general, acostumbro a mostrar música nueva en todos los conciertos, pero para esta presentación creo que vamos a tocar sólo lo que está en el disco. Por supuesto siempre puede haber ‘imprevistos’, si algún amigo que vino a escucharnos de pronto sube a compartir algo con nosotros”, concluye Otero.