“No vas a perder nada de lo que tenés”, lema de campaña electoral de la Alianza Cambiemos.

El macrismo se impuso por escaso margen en el balotaje en 2015. Los estudios cualitativos electorales revelaron que la mayoría de los empresarios (grandes, medianos y pequeños) votaron a la Alianza Cambiemos.

El panorama es muy distinto a tres años de gobierno. El optimismo y euforia inicial dio paso a un generalizado inconformismo.   

Las quejas contra la política económica se multiplican en empresarios pequeños, medianos y grandes. El proyecto en curso sólo beneficia a un puñado de firmas (energéticas, concesionarias de servicios públicos, financieras). En los últimos meses, muchos empresarios reconocieron, en público o en privado, que votaron en contra de sus intereses. Esta claro que no es el único sector que está en esa situación. Por ejemplo, el lote de perjudicados incluye a jubilados y pensionados. La mayoría de los adultos mayores votó a Mauricio Macri en 2015. 

En los dos primeros años de gobierno, las prestaciones retrocedieron cerca del 5 por ciento (en términos reales). Eso no impidió que el apoyo se renovara en 2017.  

En ese momento, el equipo de campaña de Cambiemos supo aprovechar la sanción de la denominada “Ley de Reparación Histórica”. El marketing oficial fue eficaz a pesar de que los resultados efectivos del Programa fueran distintos a los prometidos. Apenas el 18 por ciento del padrón recibió una mejora (ínfima en algunos casos) de sus haberes. 

La situación empeoró en 2018 de la mano del cambio de fórmula de la movilidad. El  nuevo índice quedó atado en un 70 por ciento al movimiento de los precios minoristas del Indec y en un 30 por ciento a la variación de la remuneración promedio de los trabajadores registrados (Ripte). 

“Los jubilados no van a perder con el nuevo sistema de ajuste, los va a proteger de la inflación”, había prometido el presidente Mauricio Macri. En esa línea, la diputada Elisa Carrió sostuvo que la reforma aprobada “incluye la mejor fórmula que puede existir para que las jubilaciones no pierdan contra la inflación”.  

Los números de 2018 contradicen los pronósticos de Macri y Carrió. El porcentaje de actualización de las prestaciones (28,8 por ciento) fue muy inferior a la inflación estimada (48 por ciento). 

Las malas noticias para beneficiarios –actuales y futuros– del sistema de seguridad social no terminan allí. El Fondo Monetario Internacional exige avanzar con reformas más ambiciosas. A fines de 2016, el organismo recomendó “la racionalización del gasto público, incluido el gasto salarial y el restablecimiento de la sostenibilidad financiera del sistema previsional”. 

Las presiones serán cada vez más fuertes en el marco del stand by. En la Carta de Intención, el gobierno se comprometió a “introducir mejoras en el sistema de pensiones que lo hagan financieramente sostenible y más justo tanto para las generaciones actuales como para las futuras”. La hoja de ruta de esas “mejoras” es conocida: disminuir la tasa de sustitución (relación jubilación/salario), aumento de la edad de retiro, eliminación de regímenes especiales. Las posibilidades de avanzar en esa agenda son muy reducidas en un año electoral. El macrismo apunta a retomar este tema en 2020 previa reelección presidencial. La ciudadanía tiene la palabra

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@diegorubinzal