Antes del próximo Superclásico se podrían reunir los capitanes de los dos equipos y acordar algunas pautas básicas de cómo debería ser la cosa. Este es un diálogo de fantasía. 

–Esta vez tengamos la fiesta en paz.

–Sí, sí, está bien, dale.

–Va a estar lleno de gente, hay avidez por ver fútbol, demos espectáculo. 

–¿Vos decís que arreglemos el empate?

–No, no, juguemos como hay que jugar, pero sin tatas patadas como la otra vez.

–O sea que de paso que damos espectáculo no corremos el riesgo de que se lesione nadie.

–Exacto. Porque si vamos tan fuerte, si metemos esos planchazos que metimos la otra vez es peligroso y la verdad que es una gilada lesionarse en un partido de verano.

–Lo que pasa es que algunos pibes quieren mostrarse, demostrarle al técnico que pueden ser titulares.

–Bueno, habrá que hablar con los pibes y explicarles que la mejor manera de mostrarse es jugando con la pelota y no metiendo salvajemente. No puede haber expulsiones en un partido de estos.

–El problema es que si no presionas, si no metés, si no jugás al límite corrés el riesgo de que llenen de goles.

–Mirá el mayor riesgo que corremos cada uno de nosotros es que nos lesionemos, que en un partido de estos nos tengamos que comer el garrón de estar un par de meses fuera de circulación. La otra vez casi terminamos agarrándonos a trompadas entre todos.

–Sí, en eso tenés razón. Y además si jugamos con libertad los dos vamos a tener muchas posibilidades de gol. Puede estar bueno.

–Claro, somos River, somos Boca, sabemos cómo jugar, no somos ningunos negados, los dos tenemos gente de buen pie.

–Y hasta capaz que nos divertimos y todo. Y si nos divertimos los de adentro se divierten los de afuera. 

–Habría que hablar con los técnicos para que se dejan de romper las pelotas con sus actitudes histéricas, con eso de reclamar todo.    

–Sí, es verdad porque con esas actitudes le calientan la cabeza a todos. 

–Tenemos que avivarnos.

(Todo esto es, como se dice más arriba una fantasía. Nada de esto va a ocurrir. Lamentablemente).