“Consideramos que las condiciones económicas son saludables y el panorama económico es favorable”, expresó el presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos, Jerome Powell. El banquero central norteamericano consideró que, a pesar de las renovadas tensiones comerciales y riesgos financieros, la marcha de la principal economía mundial “se expandirá a un ritmo sólido y el mercado laboral seguirá fuerte”. El optimismo de Powell al presentarse ante el Comité de Bancos del Senado reactiva las señales de alarma para los países emergentes que tienen problemas para acceder a los mercados voluntarios de deuda como Argentina. 

La FED proyecta que el producto bruto de su país creció alrededor del 3 por ciento en 2018. La difusión del informe referido al cuarto trimestre del año pasado se retrasó por el reciente cierre parcial del gobierno (“shut down”). “Si la expansión de Estados Unidos continúa y la Reserva Federal sigue su planeado camino de aumentos de las tasas de interés, o si hay una inflación imprevista y la FED aumentara las tasas de interés aun más rápido, esto podría causar fugas de capital tanto desde Argentina como desde otras economías de mercados emergentes”, advierten los economistas Mark Weisbrot y Lara Merling del Center for Economic and Policy Research. El impacto no es directo pero el aumento en las tasas de interés implica un alza en el costo de financiamiento para Argentina que, en las condiciones actuales, se expresa como la clausura de los mercados. 

Weisbrot y Merling sostienen que el incremento en las tasas de interés de corto plazo de la FED observado entre 1994 y 1997 contribuyó a gestar crisis en Argentina así como en Brasil, México, Indonesia, Malasia, Corea del Sur, Filipinas, Taiwán y Rusia, entre otros. La vulnerabilidad de la economía local a la anunciada escalada de las tasas de interés estadounidenses se ve exacerbada por el proceso de desregulación financiera y flexibilización cambiaria orquestado por el gobierno de Mauricio Macri desde finales de 2015.