Los chistes, memes e incógnitas en las redes sociales no se hicieron esperar. “¿Cuánto tardará Disney en cambiar el final de Más corazón que odio, con Ethan Edwards fumando la pipa de la paz con los comanches?”. “¿Y si ahora Alien se transforma en una oda a la maternidad y la teniente Ripley termina siendo la mejor amiga de la criatura?” “¿Seguirán circulando sin problemas las dos producciones para la Fox del célebre erotómano Russ Meyer, Beyond the Valley of the Dolls y The Seven Minutes?” Más allá de que el gran film de John Ford fue una producción de Warner Brothers y del hecho de que difícilmente las películas clásicas sean retocadas con una imaginaria varita Disney, lo cierto es que la adquisición de 20th Century Fox –una de las empresas fundadas en la era dorada de Hollywood, parte del monopolio conocido por los historiadores como The Big Five– por la compañía del ratoncito Mickey es uno de los cambios más importantes en la industria del entretenimiento audiovisual de las últimas décadas. Sólo el importe de la compra-venta da una idea cabal de esa relevancia: 71.300 millones de dólares. El jueves pasado se cerró un círculo que comenzó a dibujarse hace casi una década con la absorción de Pixar, la empresa pionera en la animación digital, y continuó años después con el pase de los activos de Marvel y Lucasfilm, entre otros. ¿El futuro nos deparará una cruza de los Avengers con los X Men o un largometraje de Los Simpson donde también aparezcan algunos de los personajes clásicos del Show de los Muppets? Todo es posible, aunque las verdaderas razones para tamaña fusión de títulos, franquicias y personajes no es otra que los radicales cambios en las formas de consumo de películas y series. La compañía del Tío Walt planea en el futuro cercano (se estima que a finales de este año) el lanzamiento de una plataforma de streaming llamada, por el momento, Disney +. Con la ingente librería de producciones clásicas y recientes propiciada por la compra de la empresa de las luces rastreadoras, más el control del 60 por ciento del sistema on demand Hulu, el Reino mágico está en perfectas condiciones de ofrecer un servicio que compita de igual a igual con los dos grandes jugadores del mercado, Netflix y Amazon. La pequeña pero influyente empresa que en los años 30 y 40 dependía de terceros para distribuir sus títulos animados se ha quedado con la porción más grande el queso. El ratón ha sido coronado.