En el ámbito local, San Lorenzo es otro equipo. Lo confirmó nuevamente ayer el elenco de Jorge Almirón, puntero en la Copa Libertadores y último de la tabla (si se confirma la quinta de puntos) en la Superliga, al no pasar del empate sin goles con Huracán, que presentó una versión alternativa en el Bajo Flores y que, además, jugó la última media hora con un hombre de menos por la expulsión de Lucas Merolla. El encuentro, correspondiente por la ida de la primera ronda de la Copa de la Superliga, tendrá su revancha el próximo viernes, en el Tomás Ducó.

La diferencia entre el andar nacional e internacional del equipo de Almirón es abrumadora. Desde la llegada del DT en noviembre último, San Lorenzo acumula sólo un triunfo en 16 partidos por torneos locales (once empates y cuatro derrotas); mientras que en el certamen continental suma tres victorias y una igualdad, para comandar el Grupo F, que comparte con Palmeiras (9 puntos), Melgar (4) y Junior de Barranquilla (0).

Pero si los de Boedo muestran dos caras, los de Parque Patricios tienen una sola, y no es nada buena. Desde el arribo de Antonio Mohamed a principios de año, Huracán suma dos ganados, cinco empatados y nueve perdidos (22 por ciento de efectividad), marca que estuvo a punto de sacarlo de puestos de clasificación a copas internacionales en la Superliga y que lo tiene último en su grupo de Libertadores, con un punto en cuatro fechas (Cruzeiro lidera con 12, lo siguen Lara con cinco y Emelec con tres).

Y ayer, en el Bajo Flores, el encuentro fue un retrato de esos dos rostros. El equipo de Mohamed intentó tomar la iniciativa y se plantó en el medio, presionando la anunciada salida local desde el fondo y adueñándose de la pelota. Pero eso duró poco. De la mano de Marcelo Herrera y Juan Salazar, San Lorenzo fue explotando los espacios laterales que le brindaba la visita, aunque en contadas situaciones logró traducirlo en peligro para el arco de Fernando Pellegrino, que jugaba su segundo partido en el Globo.

Con los minutos, Huracán se resguardó y apostó a la contra, encontrando sus mejores chances, bien desactivas por Fernando Monetti. En resumen, uno (el local) se conformó con la posesión y el otro (la visita), con las situaciones de gol; siendo el aburrimiento, lo único que compartieron.