La mayoría de las consultoras falló en sus proyecciones electorales. Las encuestas predecían un triunfo menos amplio de Alberto Fernández. No faltaron los sondeos que pronosticaban, apenas dos días antes, un empate técnico. En esa línea, el ecuatoriano Jaime Durán Barba transmitía puertas adentro que la elección sería muy reñida. El tratamiento mediático de los últimos meses también abonó esa percepción. Los medios hegemónicos resaltaron la fuerte recuperación de la imagen presidencial. El macrismo estaba en carrera a pesar del pésimo escenario económico-social. El planteo oficialista era que se priorizarían los “valores” (lucha contra la corrupción, transparencia) por sobre el “bolsillo”. Las urnas revelaron que la situación económica, entre otras cuestiones, influyó en el pronunciamiento ciudadano.

Por otro lado, la exaltación de los “valores” es un discurso falaz y tramposo por diversas razones. En primer lugar, la importancia de la decencia está fuera de discusión pero nunca es patrimonio exclusivo de un espacio político. Es obvio que dirigentes honestos y deshonestos conviven en todos los partidos. En segundo lugar, el oficialismo acumula un largo listado de “episodios” que contradicen el discurso “anticorrupción”. Ahora, los medios hegemónicos comenzaron a descubrir algunos hechos puntuales aunque continúan ocultando la “corrupción sistémica” de la que hablaba Aldo Ferrer. En tercer lugar, la divisoria de aguas entre “honestos” y “ladrones” es un eje de debate falso porque invisibiliza los proyectos de país en disputa

En otras palabras, el programa de gobierno de un movimiento de centroizquierda será diferente de uno de centroderecha, o por lo menos eso se supone, por más que ambos estén conducidos por “personas de bien”. Esa es la cuestión central que deberían evaluar los ciudadanos en las urnas. Eso ocurrió el domingo 11 de agosto. El contundente triunfo del Frente de Todos revela un profundo malestar con el rumbo actual. La derrota golpeó muy duro al gobierno nacional. La primigenia reacción oficial rayó en lo insólito.

En la conferencia de prensa del lunes 12 de agosto, Mauricio Macri afirmó que "si el kirchnerismo gana, esto es solo una muestra de lo que puede pasar. Es tremendo lo que puede pasar. Hoy ante el resultado favorable para el kirchnerismo, el dólar volvió a subir. El problema que tenemos es que la alternativa no tiene credibilidad. El kirchnerismo debería hacer autocrítica". Dos días más tarde llegaría el pedido de disculpas y la conversación telefónica con Alberto Fernández. El saldo de la semana post-Paso fue una fuerte suba del tipo de cambio, del riesgo país y las tasas de interés. Luego de recibir críticas de todos lados, el oficialismo apeló a medidas “populistas” para atenuar los efectos del shock devaluatorio. Los recursos invertidos en tal empresa, descartado un refuerzo de los ingresos vía suba de retenciones, significa el abandono de la meta del déficit cero primario.

Las PASO crearon una nueva realidad política, provocando la explosión de un modelo económico insustentable e inequitativo

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