Maldiciendo su suerte, los Borges -ya condenados a cadena perpetua por delitos varios- bajan del colectivo del Servicio Penitenciario Federal que los trasladaron al penal de "Puente Viejo". Avanzan con andar cuidadoso pero seguro por los pasillos de la flamante cárcel de máxima seguridad, entre las miradas hostiles que les regalan sus nuevos compañeros de encierro. El paso se detiene cuando, a la salida a un patio, el rostro de un viejo conocido se hace presente a lo lejos.

"Marito, ¿vos estás viendo lo mismo que yo?", le pregunta un incrédulo Diosito (Nicolás Furtado) a su hermano mayor. "¿Esta gonorrea no se había fugado o qué?", escupe el colombiano, a su lado. "Parece que no, pero está bien ubicado acá, este", espeta Marito (Claudio Rissi). El acercamiento entre los grupos deja a los Borges cara a cara con Pastor (Juan Minujín), en miradas desafiantes que elevan la tensión previo al fundido a negro. Ese encuentro marcó el final abierto de la tercera temporada de El marginal y anticipa una cuarta entrega de la serie carcelaria que demostró que en la Argentina también es posible producir ficciones en temporadas sin morir en el intento.

Coproducción entre la TV Pública y Underground Producciones, El marginal volvió a plasmar otra interesante temporada, provista de su clásica fórmula de acción, sangre y crueldad en primer plano. Si la producción de precuelas había generado dudas inicialmente, tras la buena recepción que había cosechado su temporada estreno, las realizaciones posteriores de esos dos ciclos en los que la trama viajó hacia el pasado terminaron mostrando que todo es posible siempre y cuando haya ideas detrás.

De hecho, tanto la segunda como la tercera temporada enriquecieron a los personajes, imprimiéndoles mayor sustancia y espesura, abriendo un arco dramático y psicológico que no se había podido desarrollar en la inicial. El riesgo de que la trama se quedara encallada en la mera forma de la violencia física y verbal, sin escarbar en las motivaciones psíquicas y socioculturales de sus protagonistas, fue resuelto con un guión que estuvo a la altura de la propuesta. El final de la tercera temporada, cargado de tensión y violencia, pero también de mucho humor, no fue la excepción.

Sin dejar nada librado al azar, el episodio final de la serie que emitió la TV Pública (se puede ver por la plataforma gratuita Cont.ar) cerró una historia en la que los Borges volvieron a salirse con las suyas. Después de encerrar vivo a Diosito en un cajón y enterrarlo bajo tierra, Bruni (Alejandro Awada) decidió traicionar a "los pibes de la Sub21" con el afán de transformarse en el capo de San Onofre, junto a su fiel ladero Pantera (Nacho Sureda).

Sin embargo, el conocimiento de "Moco" (Lorenzo Ferro) de que Bruni fue el asesino de su padre terminó por cambiar esos planes, al punto de que el niño mimado mata al flamante "capo" y salva a Mario de una muerte que parecía segura. Rescatado de su cruel entierro vivo, Diosito se venga asesinando a Pantera durante una feroz pelea en el patio del penal. El sangriento motín termina por reponer en su cargo de director al perverso Antín (Gerardo Romano), que -hasta ahora- cae siempre bien parado. 

Impecable desde lo estético, sólida desde lo argumentativo, atrapante desde lo visual, la tercera temporada de El marginal fue la más vista de su historia: cosechó un promedio total de 9,6 puntos de rating en la TV Pública, superando en dos décimas a la anterior y en más de 6 puntos a la primera. Un fenómeno televisivo que, parece, intentará continuar en la anunciada cuarta entrega.