Con el pico de calor en el área metropolitana de las últimas jornadas, volvió a corporizarse en el escenario el fantasma de los cortes de energía, los que algunos funcionarios y CEOs se habían apurado en decretar por desaparecidos junto con el anterior gobierno. Ayer, tras atravesar un pico cercano a los 160 mil usuarios afectados, la interrupción del servicio se mantenía hasta pasadas las 19 horas para más de 153 mil clientes, 77.600 aproximadamente de Edenor y otros 76 mil del área de prestación de Edesur. Pese al tarifazo que respondió al reclamo de ambas empresas distribuidoras en la Ciudad Autónoma y el Gran Buenos Aires, y a la sensible baja en el consumo global residencial con respecto a años anteriores, el pico de demanda en días de temperaturas elevadas volvió a mostrar las graves falencias en el eslabón de distribución. Las subestaciones que prestan el servicio en Del Viso, San Alberto, Villa Rosa y Fátima (en Pilar), Tortuguitas (Malvinas Argentinas), Pontevedera (Merlo), Virrey del Pino (La Matanza), General Pacheco y Don Torcuato (Tigre), José León Suárez (San Martín) y el Barrio Agronomía (CABA), resultaron los más afectados y los que reunieron el grueso de los afectados en el área de conexión de Edenor. En tanto, las localidades de Glew y Burzaco en el partido de Almirante Brown; Remedios de Escalada y Valentín Alsina (Lanús); Avellaneda; Quilmes Oeste; El Jagüel (Esteban Echeverría); Dock Sud y el barrio porteño de Villa Lugano representaron los puntos críticos del suministro entre los clientes de Edesur. 

Hasta hace pocos días, los directivos de Edenor y Edesur se ufanaban de que había sido “el primer año sin cortes en el servicio durante el verano”, con lo cual pretendían justificar el violento tarifazo en etapas que se viene intentando aplicar desde el año pasado, pero que en este 2017 logró su viabilidad legal tras la audiencia pública que tuvo lugar a fines del año pasado.

Ayer, con una sensación térmica en torno a los 40 grados por la tarde (antes de que la tormenta trajera cierto alivio), la demanda residencial se elevó y varias subestaciones de distribución en media tensión comenzaron a salir de servicio. Estos cortes pueden producirse por sobredemanda, directamente en el área afectada, o por decisión de la empresa distribuidora, que opta por sacar de servicio a alguna estación para no dejar de atender a otras “más sensibles”. 

En la Ciudad de Buenos Aires, por ejemplo, el barrio más afectado fue Villa Lugano, con unos 7300 usuarios afectados durante gran parte de la tarde de ayer. Es casi el 90 por ciento del total de usuarios de Edesur que se quedaron sin suministro en la Ciudad Autónoma por caída en el servicio de media tensión. Entre las localidades del Gran Buenos Aires, el corte afectó principalmente a Burzaco (con más de 16.700 usuarios sin servicio) y Glew (13.000), ambos en Almirante Brown, y en Remedios de Escalada (11.000) y Valentín Alsina (3733), pertenecientes al partido de Lanús. En Avellaneda, los afectados al caer la tarde seguían siendo más de 7400, sin contar los 3740 sin servicio en la isla Maciel (Dock Sud). En el caso de Edenor, el único barrio sensiblemente afectado fue Agronomía (4900 usuarios fuera de servicio), mientras que las localidades del conurbano más golpeadas por los cortes de ayer fueron Del Viso (Pilar, más de 13.500 afectados), General Pacheco (Tigre, 6800); Villa Rosa (Pilar, 4450); San Alberto (Pilar, 4300); Pontevedra (Merlo, 4100); Virrey del Pino (La Matanza, 3600); y Tortuguitas (Malvinas Argentinas, 3600 usuarios afectados). 

La correlación entre los barrios más humildes y la mayor ocurrencia de cortes puede responder a dos razones: decisión explícita ante la emergencia de “bajar la palanca” en las zonas más carenciadas para preservar a los barrios más acomodados (para evitar repercusiones desfavorables entre personas más poderosas o “influyentes”); o bien que las pocas inversiones que se hicieron privilegiaron las subestaciones de las zonas más acomodadas. De un modo u otro, la decisión va en el mismo sentido.