Filosofía con humor, de Efrén Juan Ulla, es un diccionario filosófico, editado por Laborde Editor, que tiene una sonrisa como ilustración de tapa. Se trata de un libro escrito con humor y con una evidente intención pedagógica, en el que a cada uno de los conceptos que aborda, aun los más complicados se los suaviza o se los da a entender con algún cuento o chiste explicativo que amortigua la dureza o la dificultad de algunas definiciones de la Filosofía. Ese humor se caracteriza por tener un cierto tono marxiano, de Groucho Marx, pero que para nada es marciano o marxista.

Por ejemplo, cuando el autor quiere explicar la noción de contingencia, primero habla de la historia del concepto de contingencia remontándolo a Aristóteles, "quien consideró a la contingencia como un concepto lógico o modalidad del enunciado cercano a lo posible; lo contingente es lo no necesario ni imposible, aquello que puede ser de otra manera, que puede ser o no ser".

Y más adelante dice que "otra manera de entender la contingencia es como un acontecimiento cuya realización no está prevista, precisamente porque puede ocurrir o no. Lo habitual es que cuando se enfrenta una contingencia se deba modificar el comportamiento previsto o desarrollar una acción específica, motivada por la contingencia en cuestión."

En 2001 -época de hecatombes diversas- fundamos con José Luis Comas, entre otros, la honorable Mesa de Café bajo el nombre "Dudemos del Progreso".

 

Para lo cual va a contar un cuento de una gata venida de España, una gata de verdad, quiero decir, el animalito que conocemos, que cuando se encuentra con un gato callejero argentino que la corteja, lo corrige en sus locuciones, por ejemplo le dice que la vereda es la acera, y que la calle es la calzada, sí porque era una gata que hablaba aunque fuera un animalito gracioso.

El gato entonces se alejó porque la gata se la pasaba corrigiéndolo, pero la gata pasaba delante de él levantando la cola y hasta llegar a rozarlo, lo cual no deja a nadie impávido, pero el gato se mantenía en su actitud alejada. Hasta que la gata para hacerse la amiga le dice -¿Quieres que vayamos a coger un ratón? El gato molesto por lo anterior, ante la nueva contingencia, le replicó: --Es que no se dice un ratón, se dice un rato..., en lo cual se revelaba ya su intención inicial.

El estilo grouchiano al que hice referencia antes se ve en estas palabras dichas por el autor sobre sí mismo: "Es un hombre honesto que ha sabido enfrentar la desgracia (pero que perdió por puntos) y que considera que tiene derecho a ser menos que los demás. La desigualdad es un derecho inalienable, afirma. De convicciones firmes, ha llevado su ecologismo al extremo, convirtiéndose en un viejo verde".

Hablando en serio, dice Ulla, "que el humor es una especie de filosofía y la filosofía puede ser tomada con humor. Sobre esa base, la pretensión del autor es allegar una mirada amable a temas que son serios para quitarles un poco de almidón, desacartonarlos y lograr de ese modo que se vuelvan más accesibles, resultando de interés para el común de la gente".

 

*Psicólogo. Editor Psicología en Rosario/12.