La sola implementación del Protocolo de Interrupción Legal del Embarazo ha generado reacciones entre los grupos antiderechos pero también en sectores relacionados con la Iglesia Católica. Para el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, eso no implica un freno a la decisión presidencial de avanzar con una ley que despenalice el aborto. 

--La ley de interrupción voluntaria del embarazo va a generar polémica. De hecho ya se expresó la comisión de salud de la Conferencia Episcopal. ¿Cómo piensan manejar este conflicto?

--Tenemos mucho diálogo con la iglesia, muchos puntos de contacto y preocupaciones similares con muchos credos y en particular con la iglesia Católica por la capilaridad que tiene en la sociedad y su trabajo con los sectores populares. Hay que tener en cuenta que es una institución que en algunos temas hasta se complementa con herramientas del Estado nacional y nosotros lo respetamos mucho. Incluso creemos que tenemos una visión similar en cómo tratar la pobreza. Ahora, la cuestión es que el Estado debe definir una política de salud pública que tiene que estar despojada de creencias religiosas.

--¿Es posible que la ley de aborto se debata en este período de sesiones extraordinarias?

--Ahora tenemos un período muy corto y que tiene que ver con el tratamiento del proyecto de ley de Solidaridad Social y Reactivación Productiva. Cuando terminemos con esto es posible que llamemos a otras extraordinarias con otras leyes. También pensamos que esto es algo gradual. Venimos de conseguir el protocolo que no es ni más ni menos que reglamentar o normativizar desde el punto de vista de la salud pública lo que ya existe en el Código Penal en cuanto a los abortos no punibles. Vamos a tener la posibilidad de ir trabajando progresivamente el tema sin perder de vista lo que el Presidente ha dispuesto de orientar el aborto como una cuestión de salud pública y después a buscar la despenalización pero queremos que sea con tiempo y con diálogo.