*He visto casas en donde el cuarto de limpieza está más pulcro y ordenado que mi dormitorio. Me suelo bañar dos veces por día pero siempre luzco desprolijo, con la ropa sin planchar fuera de moda y la más de las veces deshilachada. Y hay seres que tienen modales correctos, huelen a perfumes pero sus axilas cósmicas dejan que desear. No soy mejor que ellos pero considero que la vida suele ser maquillaje y resulta muy extraño encubrir lugares recónditos con ropajes de excelencia. A veces observo que la gente acepta una dentadura ficticia y perfecta antes que los talentos propios. El último fincionario que conocí firmaba muertes vestido de gala. Modestamente, me considero más limpio que los limpios, por más que ande como un zaparrastroso y mi vida tenga mas tierra que las macetas. Es que ando, ando por los caminos, sin miedo ni zapatos nuevos.

*--No sabía que eras tan mujeriego. Lo dice, de espaldas al ventanal y en su voz contiene un tono de reproche. Le saco de las manos, suavemente, las fotos de mis ex que ha descubierto sobre mi mesa de trabajo. --Al menos sabiendo que venía yo, las hubieses escondido, alarga y eso me subleva. Hipocresía, juegos de ocultamiento. --Ellas son parte de mi vida y a mi vida la llevo puesta en mi casa, respondo. No contesta. Cebo un mate: esto no va andar me digo. Hace mucho que estoy aprendiendo a ser libre y no tapar al cuco doméstico que vive con nosotros. --¿Ya te vas?, le suplico.

* Saqueo al mural de Evita en la 9 de julio, Caba. El Joker Cruel de Larreta lo permitió. Se robaron todo, literalmente: luminarias, proyectores, cableado, máquinas. En el 2019 con el peronismo se volvió a encender y la tuvieron que reparar. "Fantoche fascista", dijeron de ella los macristas. Como si oscurecer produjera desmemoria y borradura del fervor. La gente alucinada se saca fotos con ella de fondo. Cuando asumió Macri, en aquella pesadilla de su ascenso, fue un día de lluvioso y el Cocoliche expresó: --No vino mucha gente por el clima. Haceme reír, haceme.

* En mi barrio murmuraban de la señora que pasaba por enfrente como la señalada por la locura: --Es la que se quiso envenenar con lavandina porque su marido la engañó. Era de las buenas, de las que devolvían la pelota y nos daba agua fresca. El esposo un gordo enfermero, con cara de cerdito funesto con la boca torcida. Toledo, quien ya pintaba para filósofo no sabiendo como retribuir el gesto de darnos unos higos simplemente le dijo a la vecina: "No valió la pena señora, por tan poco". Y ella bajó los ojos como agradeciendo.

*He dejado cosas atrás, como si ahora perteneciera a otro mundo. He dejado de guardar el coche en el estacionamiento mensual. Otro que conozco no puede ya tomar el cole, por el precio alto de la tarjeta. He dejado de salir a comer afuera. El otro come afuera solo cuando con un gancho pesca algo sustancioso en el conteiner. He dejado de cargar nafta especial. El otro ha dejado de aspirar poxi. He abandonado la medicina prepaga. A él, mi amigo de la enfermería, le regala medicamentos para su diabetes.He abandonado la idea del viaje a Brasil, el tiene una postal en su rancho con el Corcovado. Yo cuido el bolsillo,el anda desnudo. Yo moriré algún día, él se siente muerto en vida. Estamos pagando una boleta atrasada cuyo membrete es Macri.

En el diario se anuncia la puesta en marcha de plan contra el Hambre: el saciará su panza vacía o tal vez ambos terminaremos comiendo del mismo plato.

* Estoy viendo por tevé hablar a una nutricionista. Para garantizar la legitimidad aparece en un costado su número de matrícula, como si fuese la de un auto. He sacado la cuenta de lo que aconseja comer a diario y los números me dan solo para una semana de mis peculios. Lo mismo el cocinero con sus productos caros y exageradamente ricos. Tendrían que aclarar con un graf antes del inicio: "Programa solo apto para ricos y gente descansada". Mateo tereré para bajar la ansiedad del hambre y la heladera solitaria.

*Empieza el calor terrorífico, los hay quienes que se refugian en los grandes super con aires acondicionados extraordinarios. El viejo ingeniero del pasillo ha colocado bolsas de hielo pendiendo de un hilo delante de un ventilador y se apantalla mientras se entreduerme oyendo noticias funestas sobre su bolsillo. Los protectores solares cuestan fortunas. Sin vacaciones ni pesos estaremos perdidos. Solo nos queda la imaginación al poder y el abanico de la nona. Alberto suda que suda en su despacho presidencial.

*Las vacunas obligatorias se judicializaron durante la era macrista. Por intermediación de abogados garantistas obligaron al gobierno a colocarlas. Los quirófanos de hospitales púbicos no tenían aire acondicionado. Obligaron a colocarlos. Macri es un dios: no tiembla, no se conmueve, no ríe, ni llora. Alabanzas a él. El lo hizo. --Ya admirarán y aprenderá a querer a esta mujer, decía mostrándonos la cara afilada de Cristine Lagarde. Habían firmado ambos con sus garras un empréstito que se diluyó con la campaña del Sí se puede. Olvidamos rápido para no sufrir. Yo no: anoté todo en una libretita, con fecha, medio y hora del suceso.Ya me han vacunado mucho y preciso aire, aire limpio.Aprender a no olvidar.

* La cadena alimentaria de los bichos es extraordinaria. Las arañas tejen sus telámenes para atrapar mosquitos. Las cucarachas son devoradas por escorpiones. Pero ambos, arañas y escorpiones, gozan de mala fama. ¿Que hacer? ¿Usar granadas antimotines, venenos, trampas domésticas? Llega un abogado a mi mesa anoticiándome de malas nuevas para mi empréstito que no cesa sangrando como una herida purulenta. Miro como revuelve el café apresurado en hacerme saber que habrá de cobrar papeles espúreos así me muera de hambre. Imagino a mis ancestros mafiosos de la Sicilia y ruego por sus saberes ancestrales: --Ponele cicuta en lo que toma. Llevalo a un callejón y dale un balazo. Cortale el cogote con una sevillana. Tiralo al río de un puente. Matale el perro. Solo abro el diario en una notita pequeña donde se lo nombra como a un testaferro de otro gigante mandamás. Y le susurrro un nombre, solo un nombre que me han chismoseado para que empieze a temblar. Ah, el poder de las palabras que evitan derramamiento de sangre y que yo pierda mi casa. --Entiendo, terminamos el asunto en contra tuyo, me contesta. --Listo pibe, y le cacheteo suavemente la mejilla. Está colorado y si pudiera me clavaría su aguijón forjado en las siderurgias diabólicas de los atanores que se esconden en las catacumbas de Tribunales.

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