Actor y director a diversa escala –lleva montadas desde obras de cámara hasta óperas de calle, con más de 300 artistas en escena- Alejandro Giles está actualmente abocado a tres obras del español José Sanchís Sinisterra. Junto a la actriz Beatriz Spelzini, el director está ensayando Valeria y los pájaros, tiene previsto estrenar Los figurantes como parte de los festejos por el 30 aniversario de la sala Andamio 90 y acaba de reponer en El Camarín de las Musas de Mario Bravo al 900, Olga/Masha/Irina, versión de Las tres hermanas, de Chejov, del mismo autor valenciano. El elenco está integrado por Ana María Castel, Livia Fernan y Emma Rivera.

En Valeriase cuentan las sesiones de espiritismo que la protagonista organiza para comunicarse con su frustrado amor de adolescencia, el revolucionario Telmo Castán, de quien irá reconstruyendo las causas de su muerte, víctima de las torturas de un régimen militar latinoamericano. En Los figurantes, en cambio, la intempestiva desaparición de los personajes protagonistas de un montaje teatral, empuja a los actores de última línea a hacerse cargo de la representación.

Según destaca Giles en la entrevista con Página/12, Sinisterra habla en muchas de sus obras acerca de la lucha de la memoria contra el olvido. Y subraya la honestidad del autor al desarrollar historias para la escena que presentan temáticas que tienen la singularidad de forjar memoria. Así, sus personajes suelen ser “aquellos que no han tenido derecho a la palabra ni a la acción, pero que tienen el deseo, el pensamiento y el impulso de rebelarse”, analiza el director, “aquellos que crean sus propios territorios como trinchera para sobrevivir y como sentido de su existencia”, sostiene.

-¿Cómo es la protagonista de Valeria…?

-En esa obra el personaje busca al hombre que ama desde sus catorce años y tiene la convicción de que va a encontrarlo, por más que lo mataron y hayan tirado su cuerpo en una fosa común. Ella lo mantiene vivo practicando espiritismo y confía en la presencia que construye el sentido de su acción. Creó un territorio para sostener su vida. Con esta obra uno puede interrogarse sobre lo que hacemos y lo que no hacemos por amor.

-Los figurantes, ¿se trata de un homenaje a las figuras del dramaturgo y el director?

-El autor utiliza el metateatro y el humor como recursos en su escritura, siempre evitando ser didáctico o panfletario. Pero el tema no es el teatro. Lo que la obra sugiere es que, "detrás" de los movimientos colectivos hay a menudo poderes ocultos que pretenden manipular el sentido de la Historia. Toda la obra es una fuerte metáfora.

-¿Por qué fue la elegida para festejar los 30 años de Andamio 90?

-El tema de la obra es la revolución; es una metáfora sobre "la rebelión de los de abajo" que Sinisterra dedica al pueblo sandinista de Nicaragua. Sin dudas, es un texto ideal en su esencia para homenajear una trinchera de reacción cultural como lo es el teatro Andamio 90, espacio fundado por una de las personas más influyentes en la historia de nuestro teatro, Alejandra Boero, quien ha sabido hacer junto a otros una revolución con su talento y su gran personalidad. Porque nadie puede hacer más de lo que su personalidad le permite.

-Como actor estás interpretando en gira junto a Mariano Ulanovsky El Buen Servidor, obra de Laura Campos. ¿Cómo es dirigir y actuar?

-Son trabajos muy distintos pero requieren un nivel de entendimiento imprescindible para contar aquello que sucede en la obra y para no perderme en lo que quiero que suceda. Es un desafío grande mantener la historia en lo más alto de la escala ética.

-¿Qué cuenta esta obra?

-Es la historia de dos amigos entrañables, que han crecido juntos y piensan muy distinto sobre la vida y sobre el sentido de las acciones. Los personajes son Tomás Moro y Enrique VIII. Es un bello, controversial y actual texto que interpela acerca de cuánto nos importa el otro y hasta donde respetamos sus convicciones.

*Olga/Masha/Irina, El camarín de las musas (Mario Bravo 960), los domingos a las 20.