El Sindicato de choferes particulares le envió este jueves una carta documento a Susana Giménez reclamando que evadió durante cinco años el convenio laboral de su chofer, quien cobraba menos de la mitad de lo que dicta la ley. Los dirigentes del gremio temen no poder cobrar luego de que la conductora viajó la semana pasada a Uruguay para continuar con la cuarentena en su casa ubicada en Punta del Este.

Según la denuncia de la entidad gremial, Susana Giménez mantuvo durante cinco años a su chofer particular, Marcelo Ahumada, encuadrado en un convenio ajeno a la actividad que realiza. El trabajador percibía un salario de $25 mil mensuales cuando el salario básico de la actividad se sitúa en $55 mil, aunque puede alcanzar los $90 mil con las sumas extraordinarias derivadas de la antigüedad, el presentismo y las capacitaciones, entre otros.

Debido a esto, el sindicato intimó a la conductora a que abone la suma de $3.600.220 en concepto de “retenciones y contribuciones solidarias en favor del Sindicato de Choferes Particulares” correspondiente al 4% del salario del chofer, según lo dispone la ley de Asociaciones Sindicales. La notificación legal lleva la firma de Andrea Aranda, secretaria General de la organización, y fue enviada al domicilio de Susana Giménez que está ubicado en la Ciudad de Buenos Aires.

Luis D’ Angele, dirigente del sindicato de choferes particulares, señaló a Página/12 que hasta el momento no obtuvieron ninguna respuesta formal de parte de la conductora y explicó que desde 2015 que el gremio le viene realizando requerimientos este tema, pero que “con la impunidad con la que se suele manejar hizo caso omiso a todos”.

“Siempre intentamos dialogar, pero llega un momento en que esta mujer se llena la boca diciendo que paga todo, que no le debe nada a nadie y se va del país. Nosotros no sabemos si va a hacer los 5 años de aportes que nos corresponde”, agregó D’ Angele. A su vez, recordó que durante el gobierno de Cambiemos era “imposible” tratar el caso de Marcelo Ahumada en el Ministerio de Trabajo de la Nación o en la Secretaría de Trabajo de la Ciudad. “Cuando reclamabas una inspección no podías ni empezar a hablar porque si decías la sílaba ‘Su’ ya te decían: no”, finalizó el dirigente gremial.