La presión sobre el mercado de trabajo en la ciudad de Salta volvió a crecer durante el primer trimestre de 2020, tal como se venía observando en las últimas mediciones, como consecuencia de un deterioro de las condiciones de empleo.

Según los índices publicados ayer por el INDEC, el desempleo en la capital salteña pasó del 9,9% en los primeros meses de 2019 al 10.7% en el mismo período de este año. Pero también creció la cantidad de salteños y salteñas que, aún estando ocupados, buscan otro trabajo, que alcanzó al 27% de los empleados. Los denominados “subocupados demandantes”, que trabajan menos de 35 horas semanales y desearían hacerlo una mayor cantidad de tiempo, llegó a casi el 9%.

Así las cosas, al menos 4 de cada 10 salteños presionaron sobre el mercado de trabajo durante el primer trimestre de 2020, ya sea porque se encontraban desocupados, porque tenían empleo (formal o no) y buscaban otro, o porque aún no demandando trabajo se encontraban “disponibles”, que es como considera el INDEC a los subocupados no demandantes.

En el último año, la ciudad de Salta sumó 4 mil nuevos desempleados. La cantidad de desocupados llegó a 32 mil, lo que se explica en el aumento de la tasa de actividad, y no en la desaparición de puestos de trabajo. Entre el primer trimestre de 2019 y el mismo período de este año 16 mil personas se incorporaron al mercado de trabajo, que no pudo absorber esa demanda.

Según el economista Jorge Paz, el mercado laboral argentino muestra nuevamente una conexión muy fuerte con la coyuntura económica. “Nuestros trabajadores y trabajadoras entran y salen al mercado laboral según las condiciones del mercado trabajo”, explicó el director del Instituto de Estudios La borales y del Desarrollo Económico (IELDE), lo que lo atribuyó a la fuerte informalidad que lo caracteriza.

Para Paz, el estancamiento económico que existe desde 2011 a esta parte, sumado a la caída pronunciada de la economía en los últimos dos años, provocaron que una gran cantidad de “trabajadores secundarios” (jóvenes que estudian, mujeres que hacen tareas domésticas o adultos mayores que viven de su jubilación) salgan a buscar empleo “porque los salarios no alcanzan, o porque el empleo no es completo o es inestable, o por situaciones de interrupciones de ingresos”.

Los efectos de la pandemia

Hay muchas especulaciones respecto del impacto sobre el empleo que tendrá la caída de la actividad económica producida por la pandemia de la Covid-19 y las medidas sanitarias que se tomaron para evitar su propagación.

Pese a que la Organización Internacional del Trabajo habla de la pérdida de al menos 750 mil puestos de trabajo en la Argentina, el economista del IELDE consideró que es un misterio. “La pandemia no sabemos muy bien cómo va a jugar. A la parte alta de la distribución del ingreso no le va a pasar nada, pero de la parte media para abajo, puede pasar cualquier cosa”, explicó.

Es que para Paz no está claro quiénes serán los ganadores y perdedores de esta etapa extraordinaria que vive el mundo. “Un pequeño empresario puede estar complicado, probablemente más que un trabajador independiente clásico (un plomero, un electricista…)”, ensayó, y valoró positivamente la rápida reacción del estado para incrementar la asistencia social y habilitar líneas de crédito, lo que sirvió de “colchón o amortiguador” para muchos sectores sociales.

El misterio se develará el 23 de septiembre, cuando el INDEC publique las cifras del Mercado de Trabajo correspondientes al segundo trimestre del año.