Uno de los rubros que no pierde vigencia al momento de hablar de los más damnificados durante la pandemia es el de la construcción. También protagoniza charlas y debates la hora de pensar en la salida de la crisis. La construcción es uno de los sectores productivos más potentes para el desarrollo económico del país. Su trayectoria alimenta el crecimiento del PIB por varios motivos. Por un lado, es una actividad federal que se desarrolla, en mayor o menor medida , en todo el territorio nacional. Más del 90 por ciento de las empresas que lo llevan a cabo son pymes que dinamizan a una multiplicidad de industrias conexas que forman parte de su cadena de producción . Al requerir un gran porcentaje de mano de obra para desarrollarse, su impacto tiene un efecto multiplicador en el nivel de empleo.
En números
"La crisis antecede por mucho a la pandemia", explica Iván Szczech, presidente de la Cámara Argentina de la Construcción (CAMARCO) a Página/12. El sector, que acumula una caída consecutiva de 24 meses, fue la actividad más golpeada según el Emae de junio que calculó el Indec: bajó 86,5 por ciento interanual, incluso por encima del parte de los hoteles y restaurantes. "Ha caído en forma pareja, pero fuera del AMBA las obras públicas tienen mucho impacto entonces las consecuencias son terribles", detallan a Página/12 un colaborador de Gerardo Martínez de la Uocra.
En mayo registró un 27,8 por ciento menos de empleadores en actividad respecto al año anterior. La mayor parte de esta merma ocurrió en las grandes jurisdicciones, donde se perdieron 3435 firmas en los últimos doce meses. Abril registró un nuevo mínimo en la serie de empleo sectorial desde el 2007: se dieron de baja 40.000 puestos de trabajo registrados.
"Estamos viviendo una situación de subsistencia", lamenta Daniel Mafud, presidente de la confederacion de pymes constructoras de Argentina. "Nuestra actividad se cayó en un 90 por ciento, con lo que la cadena de pagos y compromisos se rompió. Las empresas acumulamos millonarias pérdidas y deudas durante estos meses de pandemia", complementa Guillermo Bragado, presidente del sector de la construcción Febacon.
Pública y privada
El sector construcción abarca desde la reforma y edificación de viviendas o edificios privados hasta obras de ingeniería o arquitectura públicas, como centros de salud, educación, culturales, viviendas sociales. Estos dos subsegmentos muestran dinámicas distintas por la coyuntura de los últimos años.
La obra pública, en especial las de arquitectura, tiene una capacidad muy dinámica de generación de mano de obra. En el cuadro de presupuesto, una obra de ingeniería tiene entre un 7 y un 10 por ciento de incidencia de mano de obra, el resto es de materiales y equipos. En cambio, para las obras de arquitectura con igual presupuesto, la mano de obra incide entre el 50 y el 60 por ciento del valor. "La reactivación de este segmento es urgente, porque es el que más empleo genera", señalan desde la Uocra.
"Entre 2016 y 2019, las pymes dedicadas a obras públicas fueron ignoradas intencionalmente por el Estado, que delegó el plan de infraestructura en pocas y grandes empresas constructoras bajo el fundamento de la teoría del derrame. El único mercado que medianamente funcionó es el los desarrollos privados", explica Bragado.
La Uocra denuncia que hay 30.000 viviendas paralizadas. A pesar de que en los registros figuren 50.000, el gremio detectó que por lo menos 20.000 de esas son irrecuperables porque están paradas hace muchos años. Asimismo, los planes de obra pública (vialidad, hídrica), también se encontraban paralizados desde las PASO. "Ahora están recuperandose, pero faltaría más presupuesto y tienen menos impacto en cuanto a mano de obra", refuerzan en el gremio.
En la obra privada ha habido un repunte incipiente por el movimiento del tipo de cambio que hay que prestarle atención. Referentes del sector coinciden en que para dinamizarla es importante generar condiciones de crédito adecuadas. "Estamos preocupados porque vemos que muchos de los compradores de viviendas no van a poder seguir pagando las cuotas de los fideicomisos o créditos porque se les vino abajo su fuente de ingresos", aclaran desde la Uocra a este diario.
Sin embargo, hay muchos lugares en los que la actividad de construcción privada aún no está permitida: "Necesitamos volver a trabajar ya, para no perder definitivamente las empresas", apunta Fernando Magno, presidente de Apymeco. De acuerdo a un informe de Camarco, en junio el 64 por ciento de las empresas no realizaron ofertas de obras públicas y el 60 por ciento no realizó ninguno para obras privadas.
Perspectivas
Los referentes del sector coinciden en que el segmento de viviendas y obras públicas genera muchas expectativas, pero la preocupación es generar demanda para el sector privado, sobre todo, con líneas de crédito hipotecario que no ajusten por inflación, moratorias y reducción de impuestos a la vivienda.
Con respecto al plan de obras públicas, "hasta ahora, son anuncios y pura expectativa. Pero son positivas por el potencial de generación de empleo de obras de arquitectura. El gobierno lo tienen que aprovechar", reflexiona Mafud. Sin embargo, cualquiera sea el plan, no tendrá efectos inmediatos: "el proceso de licitaciones, adjudicaciones e inicios de obra no dura menos de 90 días. Hay serias dudas de que la recuperación sea este año", explica Bragado.