El sol se volvió abrasivo y por culpa de los estúpidos humanos, así que ahora hay que correr. Si es a 78 km/h, se lo puede evitar. En movimiento perpetuo, un contingente de automóviles sostiene las últimas esperanzas de vida. Las peripecias surgieron del guión de Mauro Mantella y el dibujo de Tomás Aira. Por estos días, 78 KM/H conoce una cuidada edición a cargo del sello rosarino Rabdomantes, que agrega portadas a cargo del local Germán Peralta, grises de Germás Nobile, y vuelve accesible un título por lo demás complicado de conseguir, habida cuenta de una primera edición a cargo de Gárgola en 2007.

“Antes de la edición de Gárgola, hubo un experimento raro de (Matías) Timarchi, en un librito de tirada muy reducida con tres historias. Tuvo 12 páginas y las saqué de la galera, no sé cómo. Luego, cuando estuvo la oportunidad de ampliarlo lo editó Gárgola”, comenta Mauro Mantella a Rosario/12. “Tomé una idea que había visto en un cómic de asteroides que salía en la Fierro, era una historia cortita de un astronauta que llegaba a un planetoide donde estaba el diablo. Ese planetoide giraba muy cerca de un sol, y cuando dabas de cara al sol tenías que escudarte. Esa idea me pareció brillante y tenía un potencial mayor. Después, ciertos videojuegos también me dieron la idea de que una historia sobre un medio móvil era algo muy divertido, refrescante. Agregar los autos le fue dando cierto color, me parecía que tenía cierta gracia, y le dio forma a algo de lo que estoy bastante orgulloso y le tengo mucho cariño”, explica el guionista.

Por su parte, Tomás Aira recuerda que “le había mandado una carpeta a Timarchi para trabajar en la (revista) Bastión, de la que habían salido unos pocos números. Me dio un guión corto, pero al día siguiente me llamó para decirme que tenía otro proyecto, y que me iba a gustar si me gustaba dibujar autos (risas). Ahí nos pusimos en contacto con Mauro. Me acuerdo que nos juntamos en un McDonald’s en Flores. Yo no había hecho nada antes, sólo historietas de manera amateur, así que fue como tirarse a la pileta”.

-¿Cómo se recuerdan en aquella época, qué estaban haciendo?

Mauro Mantella: -En mi caso fue medio convulso, me acababa de mudar e independizar por primera vez. Mi esposa estaba embarazada. Fueron muchos cambios entre cosas buenas y otras que dieron miedo. El libro nació más o menos de ese caldo.

Tomás Aira: -Yo había dejado en 2004 la Facultad para dedicarme a la ilustración, hacía diseño gráfico y estaba empezando, dando tumbos, coloreando, pero quería meterme en la historieta. Fue una oportunidad, porque a lo largo de 78 KM/H empecé a agarrar otros trabajos y algunos para afuera. Lo empecé sin haber hecho nada y lo terminé con un pie adentro del mercado. Tengo ese bello recuerdo, y la confianza que te da un proyecto tan grande.

Mantella: -Por ese entonces también había terminado de escribir El Hombre Primordial, debía estar planeando el volumen dos de Tiempo 5, y calculo que también dándole forma a Bizancio, aunque me parece que faltaban algunos años; alguno de esos proyectos daban vueltas por ahí.

La alusión a otros títulos que hace Mantella es oportuna, ya que es el mismo sello de César Libardi, Rabdomantes, el que editó algunos de ellos: El Hombre Primordial (con dibujos de Germán Erramouspe), Ucrónicas y Bizancio (estos dos con un plantel de dibujantes). Al respecto, el guionista dice que “la labor que hace César es maravillosa. Yo estoy súper agradecido, no sólo por el rescate sino también por los huevos de hacerlo durante el macrismo, durante toda esa debacle, y ahora en pandemia. Él sigue sacando, no le tiene miedo a nada, habrá una guerra nuclear y seguirá editando (risas).

-¿Qué apareció de distintivo para ustedes en esta historieta?

Aira: -Para mí fue perfecto, porque tenía lo que me gusta dibujar, que es construir y entender el lugar en donde están los personajes. Qué ropa usan, si la compran o la hacen. Me acuerdo que al diseñar las primeras ropas del protagonista, a la campera le agregué pedazos cosidos de tapizados de autos. Saber dónde pisan y cómo viven es lo que me despierta la imaginación. Pensé que hacer historieta iba a requerir más de eso, pero no fue tan así, sino sólo en ciertos proyectos específicos, más de autor, y lo disfruto cuando tengo esa oportunidad.

Mantella: -¡Estoy impactado por lo de la ropa, no lo sabía! Me parece un detalle maravilloso. Yo también quería que haya ese collage, y traté de hacerlo desde los diálogos. Por eso, muchas veces a los personajes se les escapan palabras en sus propios idiomas, porque es gente que fueron levantando por el camino, por eso hay un inglés o un catalán. Traté por ese lado de darle diversidad y que sea un collage de gente. Por otro lado, quien lo lea pensará que uno es un fanático de Mad Max, y para nada. Si bien me reconcilié con ese mundo de retazos, de cueros y mutantes, a partir de esa maravilla que es la última película. Quedó medio Mad Max porque no quedaba otra, con ese clima rojizo, infernal, con chatarra y todo ese rejunte.

Aira: -Cuando terminé 78 KM/H lo primero que hice fue Night of the Living Dead para Avatar Press, y empecé una larga relación con esa editorial. Pero voy saltando con gusto, con ganas de hacer algo diferente con cada proyecto. Ahora estoy haciendo horror bélico en Dark Horse, ¡para sufrir! Pero lo cierto es que así como quise que en 78 KM/H los autos se vieran funcionales, lo mismo me sucede al dibujar vehículos bélicos, con cierta precisión. 78 KM/h tiene un lugarcito en mi corazón y biblioteca, y que vuelva me encanta.