El juez de la Sala II del Tribunal de Juicio de Tartagal, Anastasio Vázquez Sgardelis, condenó a Juan David Benítez, de 32 años, a la pena de prisión perpetua, tras declararlo penalmente responsable del delito de homicidio calificado por violencia de género, en perjuicio de Adriana Carina Ruiz, quien tenía 36 años en noviembre de 2019, cuando se cometió el crimen.

El hecho se sucedió el 16 de noviembre de 2019, en una finca ubicada sobre la ruta nacional 34 en la jurisdicción del municipio de Tartagal. Benítez era el encargado de esa finca y el caso tuvo la particularidad de que el hijo del dueño del campo vio al agresor ensangrentado y a la víctima dentro de la vivienda y dio aviso a la Policía. De todos modos, para cuando los integrantes de la fuerza llegaron, ya el asesinato se había consumado y el hombre incluso había tratado de ocultar el cuerpo enterrándolo en lo que aparentemente había sido una letrina. 

El Poder Judicial informó que Benítez será alojado en la Alcaidía de Tartagal, y una vez que la sentencia quede firme será trasladado a la Unidad Carcelaria 5 local.

Además, el juez ordenó comunicar la sentencia a los organismos pertinentes, para que los cuatro hijos de la víctima, todos menores de 21 años, perciban la reparación económica prevista por la Ley 27452, o Ley Brisa.

Esta medida había sido solicitada por la defensora oficial de Violencia Familiar y de Género, Andrea Valeria Magadán, quien intervino como querellante conjunto en representación de los cuatro hijos de la víctima. 

"Si bien se desconocen los fundamentos del fallo, que serán dados a conocer la semana próxima, estamos conformes porque consideramos que el Tribunal contempló la contextualización del caso atravesado por la violencia de género” sostuvo la defensora luego de que se conociera el veredicto.

El día del femicidio, el hijo del dueño de la finca había buscado a Benítez por la mañana, como no lo encontró, volvió pasadas las 16. Ahí fue que vio al agresor y a la víctima. El hombre estaba con el torso desnudo y el testigo advirtió que tenía rastros de sangre. Y vio también a una mujer desnuda, ensangrentada y con aparentes signos de violencia.

El joven se fue, avisó a su padre y juntos fueron a denunciar el hecho. Cuando la policía llegó a la finca, el encargado dijo que la mujer se había ido. Los policías iniciaron una inspección que rápidamente expuso la mentira: en la mochila de Benítez encontraron prendas de vestir de la mujer. La búsqueda se extendió entonces a las inmediaciones de la vivienda y así dieron con el cuerpo semienterrado, ya alrededor de las 21. 

Las pericias realizadas sobre el cuerpo de la mujer determinaron que había sufrido numerosos golpes y tenía también heridas defensivas. La causa del deceso fue asfixia por sofocación. En el lugar se secuestró una piedra, usada por el agresor. 

Una vez que la sentencia condenatoria dictada ayer quede firme, a Benítez se le extraerá material genético, para su inscripción en el Banco de Datos Genéticos.

Además, a la Oficina de Gestión de Audiencias (OGA) se le remitirá documentación, dos copias certificadas de la sentencia, tres fotografías, una de frente y una de cada perfil, y las fichas dactilares del condenado para que sea inscripto en el Registro Provincial de Condenados vinculados a Delitos contra la integridad Sexual.