La rana podrá llamarse Kermit pero algo que se mantiene intacto en ese muñeco de felpa verde. Lo mismo sucede con Muppets ahora. Nueva entrega seriada y presentación formal para el batallón de Jim Henson en Disney + (son seis episodios de media hora). El envío se ubica, como siempre, entre la parodia al showbizz y la inagotable cantera de la varieté, cuenta con el backstage como soporte narrativo, celebridades invitadas y derrocha su anarquía amable. La novedad es su ajuste a las reglas de las plataformas digitales. Cada capítulo presenta a Scooter quien, frente a una computadora, hace lo imposible para que el programa pueda ser emitido vía streaming. Para ello, deberá sortear las distracciones y complicaciones que le presentan los demás integrantes de la troupe. Incluso debe lidiar con Joe, una marmota que trabaja en el departamento de legales de Disney y se caracteriza por su alma censora.

La comparsa digital no tiene pausa. El Dr. Bunsen Honeydew y Beaker hacen pruebas científicas al estilo Cazadores de mitos. El langostino Pepe es la cara visible de un programa de preguntas y respuestas. También hay charlas por apps en las que Gonzo no es muy ducho. Los viejos cascarrabias, en cambio, destilan su sarcasmo a través de una pantallita. Se nota cierta autoconsciencia, entre la ironía y la ternura, con ese tono que impusiera la película Los Muppets (James Bobin, 2011). Obvio, no faltan los guests. Linda Cardellini se somete a los cuestionarios de la glamourosa Miss Piggy (ahora instagrammer) y RuPaul a una entrevista íntima con Kermit. El chicano Danny Trejo (por lejos en el mejor gag de esta temporada) compite en una batalla de tacos y bigotes con el Chef sueco. El mensaje es claro, pueden estar en Disney + pero siempre serán Muppets.