Recibió la placa en reconocimiento por su nombramiento con una sonrisa escondida detrás del barbijo pero que se reflejaba en los ojos. Y luego posó firme para la foto, con el orgullo y la emoción de haber llegado hasta ahí. Leticia Díaz es la primera oficial mujer en ser designada jefa en la Prefectura Naval. Licenciada en Psicología, especialista en investigación criminal e integrante de la primera promoción de mujeres que ingresó a la fuerza, considera que “este tipo de decisiones promueve la equidad de género y eso es siempre algo bueno”. “Espero que mi experiencia sirva para que más personal femenino pueda incorporarse y pueda también realizar estas funciones en una institución que históricamente ha sido comandada por hombres”, dijo a Página/12.

Oriunda de Zárate, a orillas del Río Paraná, creció observando a los oficiales realizar las distintas funciones y, desde muy chiquita, llegó a enamorarse del trabajo. Incluso mucho antes de que Prefectura se abriera a incorporar mujeres en sus filas. Sin familiares en la institución ni en ninguna otra fuerza, Díaz siguió sus deseos. “Apenas se abrió la inscripción para el personal femenino en el año 2000, me anoté y me presenté a rendir todos los exámenes”, cuenta la nueva jefa de la Prefectura de Dique Luján. “No puedo identificar cuál fue el detonante: es algo que simplemente quise hacer y lo hice, puse todo mi compromiso”, agrega.

Hoy, con 39 años, Díaz dice que no puede elegir una emoción dentro del torbellino de sentimientos por el nombramiento. “Lo que estoy experimentando ahora como jefa de una Prefectura, que es para lo que uno se prepara durante toda su carrera, es lo mejor que me ha pasado. Es el momento más importante, todo lo que trabajé se puede valorar hoy”, expresa.

La noticia la tomó por sorpresa en octubre, si bien asumió el martes pasado: “Es algo que uno no espera, uno no sabe bien si va a tener la oportunidad, si va a tener acceso a este tipo de oportunidades”. Sin embargo, sostiene que su condición de mujer nunca fue determinante en su carrera, si bien fue un largo camino de adaptación y evolución por parte de la fuerza y sus integrantes.

“Tenemos las mismas oportunidades y las mismas responsabilidades. Nuestras posibilidades son equitativas con la de los hombres, pero como las mujeres nos hemos incorporado muy recientemente en la Prefectura, la mayoría todavía no tiene la experiencia necesaria para desempeñar algunas funciones”, explica. Pero la prefecto Díaz --prefecto, como insiste en ser llamada ya que “ese es el nombre del cargo”-- tiene una amplia experiencia.

“Tuve la posibilidad, gracias a la institución, de recorrer el país y de trabajar en distintas funciones, en distintas áreas y en distintos destinos de Argentina. Eso también me generó mucha experiencia en la conducción y en el desempeño de las funciones”, cuenta.

Con dos décadas en Prefectura, Díaz trabajó en el área de Investigación Criminal con el delito de trata de personas durante cinco años, en los que participó de múltiples allanamientos y operaciones de rescate de víctimas. “Todas fueron situaciones riesgosas: para uno, para las personas que uno va a rescatar y también para las personas que son parte de un operativo”, explica. Luego fue asignada a la delegación de Inteligencia Criminal de la Prefectura Zonal de Alto Paraná, donde estuvo trabajando con delitos de contrabando y de narcotráfico.

Esas experiencias la llevaron a la docencia, primero como instructora en los institutos de formación de cadetes y luego en el Centro de Capacitación de Inteligencia Criminal, trabajo en el que se desempeñó hasta que recibió la noticia de que sería jefa. “Es un poco compartir y transmitir esas experiencias a los oficiales en el programa de formación. Ahí viene la cuestión de la docencia: con experiencia uno puede también enseñar, y enseñar situaciones reales porque después tienen que hacerlo”.

Es claro que la jefatura no es la primera gran responsabilidad que Díaz tiene en su carrera, y de alguna forma siempre estuvo relacionada con la lucha por las mujeres y la equidad. Ella siente que su camino parecía guiarla hasta este momento. Y también siente que tiene un deber, “una responsabilidad en representación de todo el personal femenino de la institución y de otras fuerzas”. “Espero que sirva para que otras mujeres tengan esta posibilidad. Porque se puede hacer, no es fácil pero es posible”, analiza.

Díaz admite que el trabajo de prefecto es difícil, ya que requiere mucho compromiso y a tiempo completo. Un “estilo de vida en el que uno deja muchas cosas de lado, hace elecciones y muchos sacrificios para poder llegar”, dice. Casada con un prefecto navegante y con un hijo de 8 años, sabe que el apoyo y el entendimiento de su familia es fundamental para poder seguir adelante. “Mucho de lo que hice se lo agradezco a mi familia, porque son los que siempre están ahí, que entienden que me tengo que ir, que por ahí no puedo estar en algunos momentos, que tengo que prepararme para ciertas situaciones entonces no puedo estar. Esa comprensión es fundamental porque, si no, no hay muchas posibilidades”, cuenta Díaz y dice que su hijo desde muy chico entendió que ese era el estilo de vida de su familia, y que la acompaña en todo momento.

La crianza y la casa son cuestiones de ambos adultos por igual: “Las actividades están muy divididas porque los dos trabajamos en lo mismo, no hay funciones que sean exclusivamente de la mamá o del papá: nos turnamos, y el que está tiene que cumplir”, dice.

El camino de la prefecto Leticia Díaz hasta este momento fue largo, lleno de compromiso, ilusiones y, como también dice, de sacrificios. Y todavía le queda mucho por recorrer: “Voy a seguir capacitándome y adquiriendo experiencias como estas para después tener la posibilidad de poder trabajar en puestos incluso más desafiantes, con mayor responsabilidad.” Pero no camina sola. La acompañan su familia, sus compañeras de la Prefectura y, ahora también, los 66 oficiales que tiene a su cargo. Avanza con el objetivo de “seguir creciendo”, y mientras lo hace, va abriendo el camino para todas las mujeres de la Fuerza y las que se sumarán en el futuro. Es un camino hacia la equidad de género.

Informe: Sofía Moure.