Hubo postergaciones, algunos casos de ausentismo alto, polémicas referidas al voto anticipado… Como fuera se votó en el mundo durante la pandemia. Los resultados en nuestro continente resultaron promisorios: Luis Arce es presidente de Bolivia consumando el regreso del MAS, el pueblo chileno arrasó en la Consulta para la Constituyente. Dentro del escueto margen de lo posible, la llegada de Joe Biden a la presidencia de Estados Unidos significó un alivio, comparado con la hipotética reelección de Donald Trump.

Los pueblos te dan alegrías tanto como sorpresas. Desde hace años suele observarse que en los sistemas de doble vuelta sudamericanos “se vota en la primera vuelta como si fuera el ballotage”. O sea, las mayorías no se dispersan entre opciones diversas sino que se polarizan de entrada. Tal como pasó en Bolivia semanas atrás o en la Argentina en 2019. Pero los ecuatorianos consumaron una variante: la polarización resultó baja, harto menor a la esperada. Cuatro candidatos (y no dos) obtuvieron cifras estimables. El segundo puesto sigue en disputa, palo y palo,

Las sociedades definen, sorprenden, dejan en orsai a profetas y encuestadores. Las votaciones no agotan el amplio repertorio de las libertades y derechos democráticos pero sin elecciones no hay democracia.

Año impar en la Argentina, llegan elecciones legislativas de medio término. Nacionales. También locales y municipales en casi todas las provincias. Corrientes y Santiago del Estero renuevan gobernadores.

Una cantidad imponente de convocatorias, casi todas precedidas de internas.

Se debate suspender las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias nacionales (PASO), con argumentos tradicionales: futilidad de las primarias y elevado costo económico. Se suma uno rotundo, consecuencia de la peste: en las condiciones sanitarias predecibles para agosto sería un gran riesgo añadir un día más con millones de argentinos amuchándose: votando, haciendo de autoridades de mesa, fiscalizando. La mayor parte de los gobernadores se coloca a la cabeza del reclamo, se lo transmitieron al presidente Alberto Fernández que está menos convencido que ellos y que por ahora no se expidió. Imagina escenarios en la Cámara de Diputados (una reforma tiene que resolverse por ley): los números no cierran, hoy en día.

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Las provincias también existen: Se renuevan la mitad de las bancas de Diputados, un tercio de las provincias cambian sus tres senadores. Salvo hipótesis catastróficas es difícil que el peronismo consiga dos tercios de bancas en la Cámara Alta. Sí puede mejorar la dotación en Diputados, llegar a mayoría. O Juntos por el Cambio puede dar el batacazo y dejar al oficialismo más desguarnecido en Diputados.

Tales recambios “roban cámara”: imantan la información en los medios dominantes, de mirada unitaria. Sin embargo, esas elecciones cruciales que condicionarán a AF hasta el final de su mandato distan de ser las únicas a celebrarse.

El sistema federal padece imperfecciones, centralismo, debilidades pero las provincias y los municipios eligen sus autoridades locales. Tienen Constituciones propias, cronogramas diferentes al nacional. A veces es imperativo legal “desdoblar” fechas. A veces lo deciden gobernadores o intendentes imaginando que les conviene. Cuentan con esa “ventaja deportiva”. ¿Hace falta agregar que no siempre les sale como esperaban?

Pintar un cuadro federal completo excede los límites de esta columna. Van unos ejemplos Random para ilustrar, podrían multiplicarse.

Repetimos el primero: como consecuencia de haber tenido intervenciones federales, Corrientes y Santiago del Estero cuentan con calendario propio para gobernadores, cae en 2021. Es (muy) otra apertura de cuartos oscuros. Los mandatarios en general escogen separarla de las nacionales para no atar su suerte (lo que más les importa) a la del gobierno nacional (aliado, amigovio, adversario, tanto da). Corrientes lo hace desde hace décadas. Por ahora no hay fecha pero si quiere hacer apuestas: es bien factible que esas competencias ejecutivas serán otro día que las nacionales.

En general, los Parlamentos provinciales y Concejos Deliberantes renuevan mitades. En general, no todos. Río Negro cambia autoridades cada cuatro años, a diferencia de Nación y la mayoría de los territorios. Este año, descansan. Eso impide otra particularidad, comunal: Bariloche, por Carta Orgánica separa sus elecciones de las provinciales y las nacionales: tiene una fecha exclusiva,

Córdoba también celebra elecciones cada cuatro años, coincidiendo con las de cargo ejecutivos.

Los alcaldes en otras comarcas, con Carta Orgánica o sinmigo, se valen del recurso de “desdoblar” para jugar su propia aventura.

El cuadro induce a una suerte de mito: aseverar que hay “n” votaciones en el año. “N” son decenas, cuanto menos. La frase confunde porque ningún ciudadano vota en esas “n” ocasiones, sumatoria de fechas de terruños surtidos. Pero cuatro veces (dos PASO y dos generales) suele haber. Y en algunos parajes hasta seis.

Suspender las PASO nacionales dejaría abiertas esas tenidas, supeditadas a voluntades e instituciones federales. Muchas juntadas masivas, entonces.

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Primarias bajo la lupa: Según es fama, el fallecido presidente Néstor Kirchner impulsó las PASO tras su derrota en 2009 ante Francisco de Narváez (o sea casi contra nadie). El objetivo era evitar que los peronistas armaran listas “por afuera”. Una herramienta electoral es reformateada por la ciudadanía, la criatura puede ser dócil o convertirse en un Frankestein. Un ejemplo, dicho con respeto. El presidente de la Cámara de Diputados Sergio Massa batió al kirchnerismo abriéndose en 2013. Y le complicó la vida en las presidenciales de 2015. La gente resuelve, merced a una virtud básica del sistema político argentino; el voto universal y obligatorio.

Atenti que ninguna táctica es infalible. El exministro Florencio Randazzo procuró seguir el camino trazado por Massa y tropezó feo.

Las PASO, opina este cronista, tienen más virtudes que las reconocidas por la narrativa mainstream. La exigencia de un piso del 1,5 por ciento de los votos válidos totales por categoría para poder participar en las generales achica razonablemente la oferta electoral. Deja de lado candidatos o partidos minoritarios o lanceros. En su momento, el límite legal incentivó a la izquierda a deponer sectarismos y conformar el Frente de Izquierda y de los Trabajadores (FIT), una experiencia pluralista, interesante, perdurable, con constante representación parlamentaria.

Algunas competencias PASO fueron determinantes como la interna presidencial de Cambiemos en 2015 que permitió converger al PRO, la UCR y la Coalición Cívica, consolidando la hegemonía del partido de Mauricio Macri. Proveyó unidad y liderazgo.

La interna del peronismo para gobernador bonaerense, entre Aníbal Fernández y Julián Domínguez perjudicó a ambos, a su coalición y aupó a la exgobernadora María Eugenia Vidal. Guste o no, resolvió y marcó la historia.

Se reprocha que las PASO de 2019 funcionaron como primera vuelta y adelantaron el triunfo de Alberto Fernández. Por ahí es verdad, el pueblo soberano escogió pronunciarse como si fuera primera vuelta; es su derecho, es el mismo padrón. De cualquier modo, el veredicto anticipado le permitió al macrismo reorientar la campaña y mejorar la cosecha legislativa.

Cualquier lector o lectora de provincias puede recordar ejemplos análogos en sus pagos. Se agradecen y se encarecen desde ya comentarios al respecto.

Los cuestionadores de las PASO las comparan con una encuesta cara. Argumento flojito porque en las Primarias no hay muestras estadísticas, ni manipulaciones, ni conclusiones dibujadas. Se expide la ciudadanía, nada menos.

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El costo de la libertad: Se recrimina el costo económico. Sostener al sistema democrático insume dinero, bien invertido. “El gasto político” suele ser jactancia del pensamiento autoritario o simplista.

En conversación informal con este cronista el presidente Fernández desestima esta crítica que lo fastidia bastante. En consonancia, resiste embates para bajar sueldos de funcionarios, le parece maniobra de mala fe e injusta.

Los peligros para la salud añaden un ítem coyuntural, inesperado, atendible o quizá ineludible. El firmante de esta nota no califica para expedirse: es tema de especialistas.

Ante la disyuntiva, circulan tres propuestas  de reforma, con matices.

* Anular las PASO para 2021.

* Realizarlas conjuntamente con las generales, una variante de la Ley de Lemas.  Mecanismo capcioso, que empioja los escrutinios, tiende a confundir a los votantes, fomenta aventurerismo de candidatos “líberos”. Nada recomendable, pues.

* Posponer primarias y elecciones un mes o algo más para que las PASO gambeteen el invierno. La variable intermedia menos chocante, da la impresión.

La disyuntiva sería dejar que todo funcionara igual, esperando al año próximo para analizar novedades. Lo más sensato en circunstancias normales, distintas a las vigentes, repetimos.

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Sin votos no hay reformas: “El Ejecutivo no impulsa ninguna reforma” explica su titular AF. “Conozco las que están en danza, porque me las comentan o demandan gobernadores o diputados”. “No he visto proyectos de ley completos. Ni me parece que nadie garantice conseguir los votos necesarios en Diputados”. Luego de tanto renegar con la Reforma Judicial y tras sufrir el revés de Vicentin, el presidente redobla la atención ante el poroteo parlamentario.

La reforma electoral solo sería accesible mediando acuerdo pluripartidista, el consenso tan escaso en la dinámica del Congreso. Es muy difícil, no imposible.

Gobierno y oposición orejean las elecciones. El oficialismo, por definición, cuenta con la ventaja de hacer. La opo tiene un conjunto de primeras figuras disponibles tras haber perdido en la Nación y en Buenos Aires. Macri mismo, Vidal, Martín Lousteau. Elisa Carrió se postula de modo itinerante: en la Ciudad Autónoma, en Buenos Aires, solo su Chaco natal queda fuera del radar. El diputado radical Alfredo Cornejo es número puesto; candidato a senador en Mendoza.

Oficialismo y principal oposición conservaron su unidad en el lapso transcurrido desde diciembre de 2019. El Frente de Todos (FdT) se dio menos maña que el macrismo post 2015 para seducir o cooptar adversarios.

Enfrente, pese a las incitaciones mediáticas, la coalición oficialista no se dividió. Funcionó con vaivenes pero en el Congreso se aprobaron las leyes enviadas por el Ejecutivo. El kirchnerismo dinamizó en buena hora el Aporte Solidario a las Grandes Fortunas. La Casa Rosada lo hizo suyo. Las bancadas del FdT mejoraron la fórmula de actualización de la jubilaciones.

Internas hay, algunos pisos se serruchan, señalamientos a funcionarios que no funcionan… La ruptura no está a la vista, sigue firme la inteligencia inicial de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner. Como dijeron dirigentes sindicales en su encuentro con funcionarios cualquier división es el camino al fracaso común y a la derrota electoral, dos caras de una misma moneda.

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La gestión como clave: El veredicto ciudadano se liga a las obsesiones cotidianas de Alberto Fernández. La vacunación, el comienzo de las clases presenciales, el crecimiento de la actividad económica. Todas cuestiones a tramitar en los próximos meses. De nuevo; los oficialismos son juzgados por sus desempeños.

Un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) en abril o mayo despejaría el horizonte, catalizando la tranquilidad macro que obsesiona al ministro de Economía Martín Guzmán. Sería ideal aligerar las reglas de los Acuerdos de Facilidades extendidas. Misión que suena imposible, en la que se empeña el presidente (ver recuadro aparte).

Posiblemente la definición sobre las PASO deba esperar, supeditada a la prospectiva de la pandemia, contagios y muertes. Estar más cerca del momento y confiar en la responsabilidad conjunta de la dirigencia política.

El 11 de abril hay elecciones importantes en Sudamérica. Segunda vuelta en Ecuador, primera vuelta para presidente en Perú, convencionales constituyentes en Chile

En la Argentina falta más tiempo, meses que parecen años. En su transcurso se irá develando el escenario. De nuevo: usualmente la suerte electoral de un gobierno depende de sus desempeños. Los funcionarios peronistas lo saben bien y trabajan poniendo más libido en las realizaciones que en las reglas de juego, por ahora con final abierto.

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