La pandemia disparó todo tipo de reflexiones y estudios, algunos de ellos archivados por los mismos que los encargaron. Por ejemplo, en mayo de 2020, la Universidad de Turín elaboró un informe muy completo acerca de las posibilidades de contagio en los diferentes deportes.

En general las conclusiones resultaron bastante obvias aún para los menos informados. Aquellos deportes con mayor contacto y/o proximidad entre los jugadores o contendientes, eran los aparentemente más riesgosos.

Sin embargo, las conclusiones, similares a otros trabajos, no se condicen con lo ocurrido después. El fútbol profesional de las superligas, el básquet de la NBA, y el fútbol americano, entre otros, supuestamente de alto riesgo, prosiguieron sus actividades muy rápidamente, haciendo intuir con razón a la gente que, una vez más, el poderío económico y la capacidad de lobby mediático y político eran más eficaces para obtener el visto bueno político y sanitario, que las razones técnicas y científicas.

Esta manera de resolver la situación forma parte de la historia y procedimientos de la humanidad, por lo que es censurable aunque no extraño.

Se ve hoy en países europeos y americanos, levantarse protestas cada vez más frecuentes de parte de practicantes y técnicos, de la inmensa mayoría de los deportes que permanecen en un stand by, ridículo, con instalaciones cerradas o abiertas a una pequeñísima élite.

Como resultado de ello, millones de jóvenes en todo el mundo consideran abandonar sus deportes, y también personas de toda edad que lo hacían por hobby o necesidad terapéutica.

Ellos no levantan muchos lamentos, ya que, por supuesto, no tienen el mismo peso mediático ni los sponsors que poseen LeBron James, Tom Brady, o un futbolista top de cualquier Superliga de Europa, cuyos salarios anuales son el presupuesto total para diez o 20 años de cualquier deporte amateur en Sudamérica.

También me veo sorprendido cuando leo notas justificatorias de su inacción e impericia, por parte de autoridades políticas del deporte o sus amanuenses, que tildan a los reclamos internacionales de subsistencia del deporte federativo y social como reclamos o reivindicaciones sectoriales.

Quizá se olvidan por ignorancia o premeditación que hay diversos sectores que conforman la sociedad y su tejido conectivo y emocional, y por supuesto, el deporte, (no sólo el show deportivo) es una parte fundamental en ese tejido.

* Ex Director Nacional de Deportes.