Boca venía de dejar una imagen aceptable en el 1-1 ante River y de asombrar a propios y extraños con el 7-1 a Vélez; sin embargo, este domingo por la noche, volvió a mostrar una de sus versiones más flojas y cayó ante Talleres como local por 2-1, perdiendo así su invicto en la temporada. El equipo de Russo se quedó con nueve unidades en la Zona B; mientras que los cordobeses suman ocho.


Talleres llegó dispuesto a complicarle la vida al elenco local y lo logró. Con presión constante como credo innegociable, la visita apostó a lastimar de contraataque pero sin retrasarse, con un ataque directo, sin vueltas, de pases para adelante. Para eso, le entregó la pelota a su rival. Y el juego de la posesión no el sayo que mejor le cabe a este Boca.

El gol cordobés llegó a los 13 minutos luego de un muy mal saque de Andrada, quien le regaló la pelota a Navarro y de ahí, la hecatombe. El buen mediocampista santafesino desbordó y mandó el centro para un solitario Retegui, quien cara a cara con el arquero no pudo concretar -su remate se desvió en el uno y dio en el palo- Auzqui tomó el rebote y definió con poco margen ante la marca de López y el regreso de Andrada.


Boca pecó de inocente, o al menos de desatendido en la jugada del gol. Como en casi todos los partidos de hoy en día, la T buscó impedir la salida por abajo desde el fondo de su rival y adelantó líneas para presionar a los defensores locales. Ante la invasión cordobesa, Andrada optó por sacar largo pero se olvidó de un paso previo fundamental: decirle a los suyos que abandonen el área propia. Así, cuando Talleres ya se había hecho de la pelota, Izquierdoz y López todavía estaban en el área chica, con Capaldo y Fabra bien lejos intentando abrir la cancha. La superioridad numérica cordobesa era incompensable. Al momento del gol, cuatro jugadores de Talleres rodeaban a López y Andrada.

El mal pasar defensivo de Boca no se limitó a errores propios, sino que también fue producto de virtudes ajenas. Alexander Medina, el DT de Talleres, explotó bien las falencias de Fabra como lateral al ponerle a su compatriota Valoyes a sus espaldas. El colombiano de la T fue una complicación constante para la defensa que, en medio de su descontrol, podía entregar una situación como la de Fabra respondiendo con un cachetazo a los retos de Izquierdoz.


Sin el desgarrado Cardona, el local dependió en exceso de la lucidez de Tevez. Retrasado en el campo, el veterano capitán se aguantaba la marca de uno, dos y hasta tres rivales para habilitar por ejemplo a Villa, quien no estuvo fino para definir cuando le tocó. Ni la sorpresiva titularidad de Almendra ni la presencia de Maroni, ni las subidas de Fabra o el ingresado Buffarini, ni las entradas de Zárate o Soldano. Boca no supo (y no sabe) cómo compensar la ausencia de Cardona, quien sigue siendo la única solución que encuentra Russo para la parquedad ofensiva de los suyos. Finalmente, quien le resolvió el problema fue el propio Talleres con un insólito cabezazo en contra del uruguayo Santos para marcar el empate.

Pero era tan inmerecido que Talleres no se llevase los tres puntos de la Bombonera que a los 94, Boca le dio vía libre en el área a Valoyes para definir un centro y el colombiano no falló, poniéndole justicia al resultado y preocupación a los locales.