Por unanimidad, los jueces de la Cámara en lo Penal de Tercera Nominación condenaron a la pena de 12 años de prisión al sacerdote de la Diócesis de Catamarca, Juan de Dios Gutiérrez, por el delito de abuso sexual agravado. El fiscal, Miguel Mauvecín pidió la pena de 15 años y catalogó al cura como un “animal depredador que sólo buscó satisfacer sus instintos”. Una multitud, que esperaba en la calle, vitoreó la sentencia junto a la sobreviviente, su madre y hermanas.

Al ritmo del cántico “Iglesia y Estado, asuntos separados” y sonriendo como nunca antes se las vio, Agustina Moreno y su mamá, Alejandra Carrizo, se abrazaron y celebraron frente a la Cámara Penal que acababa de condenar al sacerdote catamarqueño, tras seis años de dilaciones en la Justicia.

“Antes de los alegatos, cuando uno de mis abogados me preguntó qué quería, le dije: quiero que el Tribunal con la sentencia me devuelva a mi hija. Y, mi hija pidió justicia para poder seguir viviendo”, contó emocionada Alejandra a Catamarca/12.

Aún sin poder creerlo, y conteniendo las lágrimas, admitió que tenía “un montón de sentimientos encontrados”, y agregó: “Hoy la pude ver sonreír a Agustina luego de la sentencia. Todos estos años y días de dilaciones también en el debate, estuvo muy mal, pero hoy la veo más entera con ganas de vivir, con muchas ganas de vivir”, dijo y luego marcó un silencio que resumió el dolor que atravesaron para llegar a ese día.

“Saber que hoy ha terminado esta lucha de seis años y que tenemos la condena significa muchísimo, porque la decisión de los jueces fue unánime,  que es lo que a nosotros nos da la pauta de que nos han creído. El fiscal hizo un trabajo excelente junto a mis abogados Silvia Barrientos y Mariano Furque. Ellos fueron nuestro pilar todo el tiempo, no solo por su profesionalidad, sino por su calidad de humanos”, señaló.

Esta sentencia nos parece increíble porque realmente cuesta y costó en todos lados, no solo en Catamarca, también en el país y el mundo y poder llevar al banquillo a un sacerdote por el poder enorme que lo sostiene a ellos”, concluyó la mujer para volver al festejo que aún mantenía emocionados a todos.

Por su parte, la abogada de la familia, Silvia Barrientos, se manifestó conforme con el veredicto de los jueces, pese a que resolvieron que el cura vaya a prisión cuando quede la firme la sentencia. “Esta sentencia condenatoria no se la va a sacar nadie. Hay elementos más que suficientes para que haya obtenido esta condena. El fiscal hizo un trabajo minucioso con jurisprudencia e inclusive se preguntó por qué si nadie le pide a una víctima de robo que demuestre que le robaron, sí deben hacerlo las víctimas de abuso sexual”, contó.

En tanto, opinó que la condena, en una provincia tan católica y que incluso tiene una Constitución que no promueve la laicidad, “es empezar a separar la iglesia del derecho, la doctrina cristiana del derecho. Lo que antes era una sola cosa se empieza a separar con este fallo y nos ilusiona pensar que es posible ir contra estos poderes omnívoros y además es necesario”. La abogada explicó que también es “darle credibilidad a la víctima frente a este poder y ese halo de impunidad con el que se nutre la institución Iglesia que adentro sólo tiene hombres, y no son divinos y no todo es Dios”.

Sentencia

Durante sus alegatos, el fiscal Mauvecín encontró culpable a sacerdote del delito por el que fue imputado y solicitó la pena de 15 años de prisión para él. “Gutiérrez era un animal depredador que sólo buscó satisfacer sus instintos”, concluyó.

Por su parte, la querella pidió la pena de 20 años de prisión para el cura, mientras que la defensa, integrada por los abogados Orlando del Señor Barrientos y Marcos Gandini, dijeron que debía ser absuelto, porque “enamorarse no era delito”.

Finalmente, alrededor de las 13, el tribunal, compuesto por los jueces Patricia Olmi, Rolando Palacios y Marcelo Soria, lo declararon culpable del delito de “abuso sexual con acceso carnal agravado por ser ministro de un culto”, condenándolo a la pena de 12 años de cumplimiento efectivo. Sin embargo, aclararon que la misma se efectivizará una vez que se encuentre firme la sentencia y le impusieron obligaciones al sacerdote, entre ellas, no acercarse a la sobreviviente y su familia y presentarse una vez por semana en la Secretaría de la Cámara Penal.

Alivio

A finales de marzo, y en diálogo con Catamarca/12, Agustina habló por primera vez de lo que había vivido con el sacerdote. La entrevista se extendió durante casi 3 horas, donde ella relató cronológicamente lo que fue sucediendo y cómo, el hoy condenado,  la fue envolviendo, manipulando, asfixiando y confundiendo hasta hacerle perder sus ganas de vivir.

Como un “animal depredador”, se aprovechó de su condición de cura y de ese poder que le daba ser “pastor” de la Iglesia Católica, para hacerle creer que sus padres no la querían y eran malos y que él era un emisario de Dios y su nuevo padre. Se impuso y la fue alejando poco a poco del amor de su familia, la encerró, la vulneró y la abusó sexualmente.

“Recuerdo que lo vi levantando la hostia para darle a los demás y ahí entendí que todo estaba mal. Salí de la misa corriendo”, relató Agustina sobre el día en que pudo entender que todo eso que él le hacía estaba mal.

Cuando él supo que ella se escapaba de sus “garras” la empezó a amenazar para que borrara todo lo que los “unía”. “Tengo más poder que cualquiera. Con una sola llamada puedo hacer desaparecer a todos”, le decía.

Cuando al fin pudo salir, cuando descubrió la verdad y pudo darse cuenta de que en esa relación no estaba Dios ni el amor, Agustina contó que sintió una profunda sensación de alivio, de saberse a salvo.

Sin embargo, el dolor no concluyó, porque comenzó una lucha que no esperaba, la que ella y su familia debieron entablar durante seis años contra la Diócesis de Catamarca y los cuestionamientos y violencia de los habitantes de su pueblo, Belén.

Juan de Dios Gutiérrez es el primer sacerdote condenado por abuso en la provincia. Pero, aún restan dirimir  dos casos más en la Justicia, el de los presbíteros Renato Ragido y Moisés Pachado, ambos acusados por violar a niños.